Las cátedras son un mundo

Es evidente que Begoña Gómez no debió soñar siquiera con dirigir una cátedra universitaria y que si su marido se lo hubiera desaconsejado no habría tenido que dirigirnos un par de cartas de amor y unas canciones desesperadas. Pero unas cuantas cosas habrá de tener ... en cuenta el juez Pintado.    Y es que si quiere hacerle pagar cara su osadía deberá ser por avalar a contratistas, por arrogarse la titularidad del dominio de internet y/o por registrar una sociedad cuya marca guarda una gran semejanza con el nombre de la cátedra en cuestión. No por lograr convenios y patrocinios, porque llevamos toda la vida animando a nuestras universidades a no quedarse esperando el maná de la Administración y no vamos a reprocharles ahora que capten fondos más o menos filantrópicos a cambio de la realización de estudios e investigaciones aplicadas como hacen hasta las más prestigiosas instituciones universitarias de los EE.UU. A su señoría tampoco debe extrañarle la existencia de otras 34 cátedras casi, casi tan extraordinarias como la de la mujer del presidente Sánchez en la Complutense de Madrid (UCM), la mayor universidad de España. Porque mucho más pequeña que es la UV-Estudi General y posee 82 entre extraordinarias e institucionales; una más que la Politécnica, con la que además comparte patrocinadores. Valenciaport, verbigracia, lleva años poniendo huevos en ambos cestos. En la UV, corre con los gastos de una de Economía Portuaria, y en la UPV, con los de una de Innovación Lógicoportuaria, dirigida por la secretaria autonómica de Universidades MªE Gómez Martín. Cátedras que, junto con el IVIE, han desempeñado siempre un papel fundamental en los planes de la Junta de Obras del Puerto. Juan Manuel de Prada es de la opinión que la implantación de «criterios de 'gestión' propios del marketing empresarial está arruinando el prestigio de la institución universitaria». No diré yo que no, pero es lo que hay en todo el mundo. Y fíjense si será normal que el Consell hizo un alto el pasado 2 de agosto en las críticas al uso que ha hecho Begoña Gómez de esta fórmula para aprobar el pago de los 30.000€ con los que contribuye anualmente al sostenimiento de la cátedra de Tributación Autonómica de la Comunidad Valenciana de la UV. Por lo demás, es cierto que la señora Gómez carece de titulación universitaria, pero no lo es menos que la ÚPV, sí, pero la UV no informa de quién dirige sus cátedras. Detalle que me ha permitido descubrir que un licenciado en BB.AA. está al frente de una cátedra costeada por una industria pesada. ¿Es extravagante el tema elegido por la señora de Sánchez? No más que el del objeto de estudio de algunas de las valencianas cuya mención obviaré para no ofender a nadie.