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¿En qué condiciones van a estar las playas y la Albufera?

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 23:12

El 29 de octubre corrió la especie de que lo que perdió al Consell fue el deseo de evitar que un pronóstico meteorológico adverso afectase al turismo, como suele suceder. El rumor partía de un supuesto creíble. Lo que no hizo el benidormense Zaplana, propiciar ... que la Consejería de Industria, Comercio y Turismo fuera más de lo tercero que de lo primero y lo segundo, lo hizo Carlos Mazón y, encima, se la encomendó a la secretaria de la patronal turística Nuria Montes. Y, a mayor abundamiento, modificó la legislación urbanística para facilitar la construcción de hoteles cerca de la costa. Otro fundamento no tenía el runrún. Pero cuadraba. Y sin embargo no iba desencaminado, huelga aclarar que por razones radicalmente distintas a las que perseguía quien lo propaló. La industria hotelera ha terminado figurando entre las más perjudicadas por las torrentadas. Especialmente en ciudades como el 'cap i casal', donde no se desmadró ninguna rambla. No sólo porque el número de turistas urbanos cayó en picado sino porque va a costar más lavar la anegada imagen de Valencia que baldear como es debido las calles de los pueblos devastados por el diluvio. Tarea en la que no se están aplicando convenientemente los adjudicatarios de las respectivas contratas de limpieza viaria. Pero es que luego está la inversión y el tiempo que hará falta para sanear las playas y la Albufera, esa fosa séptica a la que han ido a parar buena parte de la basura arrastrada por las crecidas. ¿En qué condiciones de revista van a estar unas y otra a la vuelta de unos meses si a los espantosos aportes recibidos la noche de autos y siguientes añadimos los que van a continuar llegando hasta Dios sabe cuándo? Se lo pueden imaginar. Puche se encontró un tronco en la playa de Gandia y yo un Rablaci, una cepa de naranjo en la de Benicarlo. El peligro, sin embargo, no radica en la naturaleza muerta. Al cumplirse un mes de la hecatombe, todavía quedaban doce de las 123 depuradoras inutilizadas por los desbordamientos, funcionando peor de lo habitual, que es mucho, y ocho, incluidas las de municipios como Godelleta, Utiel y Torrent, que continuaban y continuarán inoperativas durante meses, una eternidad en términos medioambientales, porque la EPSAR, organismo de la Generalidad que tutela la depuración de aguas residuales, desconoce cuándo podrá poner fin a este desastre ecológico. ¿Por qué no consta la EPSAR en la larga lista de personas, instituciones y organismos que no superaron la prueba de resistencia a la que fueron sometidos el 29-O? Es uno de los grandes enigmas de esta tragedia. El número de desastres que consta en su hoja de servicios no tiene nada que envidiar al de otros. Y otras.

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