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La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha culpado a las percas de la eutrofización que sufre el pantano de Bellús. Una razón que como chiste no está mal. Pero como excusa deja bastante que desear. Hasta en el supuesto de que se hayan llegado a ... acumular 45 toneladas de peces donde no debería haber más de dos, la culpa es suya por no haber puesto remedio antes a esta superpoblación. Es, pues, su indolente permisividad, su prolongado 'laissez faire' lo que ha convertido a esta presa en un pestilente depósito de decantación de todos los orines y purines orgánicos e inorgánicos arrastrados por el Albaida. Es la CHJ la que ha consentido que las pocas depuradoras existentes en la Vall d'Albaida filtraran deficientemente los vertidos. Y la que ha tolerado que los colectores de Ontinyent y de L'Olleria discurrieran a cielo abierto por los cauces, se rompieran cada vez que el Clariano o cualquier barranco experimentaba una crecida y estuvieran vertiendo durante meses aguas fecales e industriales de la red general al río. El Don apacible en el que nos estuvimos bañando los setabenses durante siglos -300, si incluimos a los neandertales de la Cova Negra-, el Jordán en cuyos más ocultos remansos acostumbraban a bautizarse los evangelistas hasta que el futuro general Isabelino Cáceres se los llevó al cuartelillo, el Jarama ferlosiano donde los lugareños comprendimos a la fuerza la cosmología de Heráclito, no estaría en el origen de las plaga de mosca negra y de plantas invasoras que se han enseñoreado del bajo Júcar y de casi todos sus afluentes si la chistosa CHJ hubiera cumplido con su deber. Pero igual que asumió como una fatalidad la reducción de la capacidad de muchos de sus embalses por errores en la elección del lugar donde levantarlos (Bellús no puede superar el 30 % porque pondría en peligro la circulación ferroviaria entre Xàtiva y Alcoi), admitió que se incumpliera la totalidad del 'Plan de defensa contra avenidas del Júcar' de 1985; renunció a ejercer a pie juntillas uno de sus principales cometidos, el control de calidad del agua; dejó que fueran dos organismos ajenos, pero con arte y parte en el negocio, como los ayuntamientos y Egevasa (la empresa de la Diputación cuya gestión ha cedido el PP al partido de quien quiso privatizarla siendo presidente, dicho sea en alusión a Jorge Rodríguez), los que ejercieran la potestad sancionadora... Y ahora quiere hacernos creer que la contaminación de Bellús desaparecerá en cuanto envíe a las percas aguas abajo. («Amagueu els patos que ve riuà»). Único remedio que, por razones obvias, no figura en el cuasi inédito 'Proyecto de mejora de los sistemas de saneamiento y depuración del Albaida y el Clariano' de 2022. Sí, creo que sí.
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