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Una efeméride olvidada

Las instituciones no se han acordado del VI centenario de la muerte del Papa Luna

Miércoles, 29 de mayo 2024, 23:27

Si llamar «cisma» a un disparate como el protagonizado por las clarisas de Belorado tiene delito, que ni la Generalidad, ni las Cortes, ni ninguna otra institución valenciana hayan conmemorado el VI centenario de la muerte de Benedicto XIII no tiene perdón de Dios. Aquí ... sólo se han acordado del Papa Luna en tan redonda ocasión el ayuntamiento del pueblo que lo acogió tras su huida de Aviñón; la Diputación de Castellón; la UCV y la Colegiata de Sta. Mª, de Xàtiva, que publicaron, respectivamente, 'Benedicto XIII, el Papa Luna (1394-1423). Nuevas perspectivas 600 años después de su muerte' y 'Casa y Corte de Benedicto XIII en Peñíscola', y la Capella de Ministres, que dio un concierto de música de la época en San Juan del Hospital. A las demás instancias o se les fue el año expurgando el almanaque de efemérides heredado del Botánico. O descartaron rendirle el menor tributo por considerarlo un hereje, a pesar de que los cinco obispos de Aragón han solicitado al Vaticano su rehabilitación, J. Lambán y el arzobispo de Zaragoza encontraron al actual Pontífice medianamente dispuesto a estudiar el caso y el cardenal y presidente de la CEE Omella «mira con simpatía» a esta figura. En cualquier caso, un olvido imperdonable porque desde que Martín el Humano salió en su defensa y le acogió en Peñíscola, Pedro Martínez de Luna ejerció una influencia decisiva en el devenir de la Corona de Aragón y por tanto en la historia del Reino de Valencia. No olvidemos que Vicent Ferrer, el posteriormente santo, trabajó a sus órdenes y fue su confesor y protegido en Aviñón. Ascendiente que utilizó Luna para conseguir que él y su hermano Bonifaci, que también era compromisario, decantaran la sentencia de Caspe en favor de los Trastámara. Además, a diferencia de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que apenas estuvieron unas horas en Valencia, el intelectual y reformador Benedicto XIII residió siete meses en ella. Por lo que, aunque luego se le aplicara sordina, el impacto de su estancia en la ciudad debió ser enorme, como apunta Blai Josep Server en 'La visita del Papa Benet XIII a València de 1414-1415'. El predicador estuvo a su lado hasta que Fernando I le pidió que le acompañara a Morella a intentar convencerle de que cejase «en sus XIII» y, al no lograrlo, en 1416 cumplió el encargo del monarca de leer en Perpiñán la disposición por la que la Corona de Aragón se sustraía de la obediencia a la curia de Aviñón. El Cisma de todos modos tardó en concluir porque Luna vivió hasta los 95 años. A su muerte, los cardenales eligieron sucesor y éste no abdicó hasta 1429 en Sant Mateu. Un desenlace bastante más valenciano que el 600º aniversario.

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