Urgente El Euromillones de hoy viernes deja un nuevo millonario en España y dos premios de 146.483,25 euros

La posibilidad de que los trabajadores puedan decidir estar de baja para unas cosas pero no para otras, esbozada por la ministra de Innovación en un desayuno de trabajo, ha sido acogida con reservas. No es para menos. Si lo que pretende no es convertir ... a los incapaces temporales en gatos de Schrödinger, léase superponerlos cuánticamente a ver si así aligeran un poco, se le parece muchísimo. Lo malo, sin embargo, no es eso. Ni que la señora Elma Sáiz lanzara el globo sonda fuera de los cauces acostumbrados. Tampoco lo es que la selección nacional de opinión sincronizada, como la llama Mª Jesús Pérez, se quedase tan asombrada que no supiera si elogiar o rechazar el carácter flexible y voluntario de esta atípica modalidad. Que el arquetipo propuesto fuera rechazado al instante por los socios (la ministra de Trabajo Yolanda Díaz) y exsocios del Gobierno (Ione Belarra) porque es lo habitual; unos porque están al plato y a las tajadas y otros porque dejaron de estarlo y precisan hacerlo notar. O que los gremios se enfurruñaran, por cuanto Fernando Luján (UGT) se limitó en un primer momento a exponer la complejidad conceptual de la propuesta como si fuera un escolástico. Y Carlos Bravo (CC.OO.) no la rechazó a bote pronto; más bien la describió: «novedosa, singular y curiosa». Los encocoramientos y las amenazas sindicales de no plegarse a negociar nada a este respecto si la medida se plantea en términos de coste del para ellos inexistente absentismo laboral vinieron después. Lo realmente malo es que la autoridad se aclame a la grave situación en la que se encuentra la caja de la Seguridad Social para exponer la conveniencia de ampliar la variada panoplia de bajas existente. El gasto en subsidios de incapacidad temporal aumentó en España en los ocho primeros meses del año hasta los 19.422 millones, un 17,6% más. Y en cuanto le aprietan un poco las clavijas se apresura a aclarar que sólo persigue «ampliar derechos». Eso es lo rematadamente malo. Que el IVE revele en mayo que el incremento del absentismo laboral supuso un desembolso añadido de 430 millones a las empresas valencianas. La duración media de estos procesos pase en Valencia de los 45,2 días a los 49,3. El IVIE destaque que España es el segundo país europeo en número de ocupados que se ausentan del trabajo por enfermedad y el 4º que más dinero destina a esta clase de prestaciones con arreglo a su PIB. Y entre cumplir con su obligación y claudicar ante la presión sindical la ministra prefiera «ampliar derechos». Cuando ya hasta los filósofos, Pascal Bruckner por lo menos, entienden que el problema es que «las americanas, no, pero las generaciones europeas más consentidas ya no

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quieren trabajar«.

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