Jardinería de choque

Debo ser de las pocas personas a las que no les ha sorprendido la decisión del responsable de los jardines de Valencia de declarar la palmera árbol a extinguir. No porque supiera que se la tenía jurada, ni porque presintiera que al ser de Vox ... trataría de borrar cualquier rastro que recuerde el pasado musulmán de Valencia, sino porque no hay un solo concejal de parques y jardines que no se haya excedido en uso de sus facultades y J.M. Badenas, que hizo formar al regimiento de floricultores para fotografiarse como si fuera el cardenal Cisneros, no podía ser una excepción. Extralimitarse por fas o por nefas es una constante entre los de su género. Cambian los alcaldes, entran concejales de refresco, pero hay algo que no cambia. Y es la manía de cargarse árboles que les entra a quienes deberían cuidar de ellos. El de los ediles de Medio Ambiente es un caso tan extraño como el del dr. Jeckill y el sr. Hyde. Se acuestan sin saber distinguir un roble de una acacia y amanecen impartiendo clases de dendrología, talando árboles con cualquier excusa o prescindiendo del concurso de especialistas de la talla de Bernabé Moya. Regidores desmedidos los ha habido en todas las delegaciones. Társilo Piles (UV) se embarcó en la renovación de las aceras del 'cap i casal', Juan V. Jurado (PP) sustituyó la práctica totalidad de báculos, farolas y faroles de la ciudad y Giuseppe Grezzi (Compromís) combinó la reordenación de tránsito rodado con la permuta de todas las marquesinas y la señalética de las paradas de la EMT. La particularidad que presentan los concejales de Parques y Jardines es que actúan como si se hubieran caído del caballo. Y el problema es que aún no hemos conseguido averiguar qué o quién les abduce, seduce o conduce a comportarse como implacables conversos, cuando no como auténticos arboricidas. A Pilar Soriano (PSPV) no le debió dar tiempo completar la escabechina que tramó, pero su intención era no dejar en pie una sola de las 2.756 las moreras con fruto que había en aquel entonces en Valencia, a pesar de que el número de alcorques vacíos lo igualaba, 2.600. En Alicante han tropezado con un listo que cree que las melias son tan trasplantables como los geranios y ha provocado un verdadero estropicio. Amparo Folgado no había cumplido un año en el cargo cuando anunció que se iba a cepillar 200 palmeras. Juan M. Badenas, sí, pero es igual. Para lo que importa es otro regidor que parece haber recibido clases particulares de Botánica, rama de palmerología, antes de resolver condenar a las palmeras a la desaparición por una quítame allá un rata que se subió a una. Pódelas, que dan pena, y déjese de excusas.