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Se me dirá que la he tomado con la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), pero no es verdad. Es que Miguel Polo presentó el pasado día 13 la contribución del organismo que preside a la construcción del parque fluvial del Clariano que promueve el alcalde ... de Ontinyent y fundador del partido que cogobierna la diputación. Y mal periodista sería si no la relacionara con la acogida que le dispensó al ajardinamiento del nuevo cauce del Turia. Una iniciativa más que discutible de Ribó a la que sumó la CHJ con tanto alborozo que fueron sus técnicos los que terminaron diseñando el proyecto apenas esbozado por el entonces alcalde de Valencia. ¿De dónde sacan el tiempo para atender estos compromisos políticos teniendo como tienen a la mayoría de embalses a su cargo a la remanguillé? Es lo que debería averiguar la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, en lugar de hacerle el coro al señor Polo, de los Polos de la CHJ. Motivos para ponerse a ello tiene unos cuantos. Las obras que permitirán el llenado parcial del embalse de Algar, concluido hace la friolera de casi 24 años, no se reanudarán hasta finales del presente ejercicio. El contrato para dotar a Amadorio de un aliviadero capaz de absorber grandes avenidas tardó 22 años en salir a concurso.
Los trabajos que permitirán que Arenós (1977) alcance los 100 hm3 aún no han concluido. El de Bellús y el del Regajo (1959), cuya adaptación a las normas de seguridad vigentes es de anteayer, como quien dice, no pueden llenarse para no desestabilizar el terraplén de sendas líneas ferroviarias. El plan de emergencia de Beniarrés (1958) se adjudicó hace unos meses. La mejora del desagüe y el sistema de auscultación de la galería del pantano de Buseo lo pagó la Generalidad. Al permeable y castrado megaembalse de Contreras (1972), la mayor de las pifias, lo han dejado ya por imposible. La presa de Escalona continúa con el desagüe intermedio constantemente abierto porque los drenajes de cimentación «registran presiones y caudales mucho más altos que los deseables» y no está preparada para afrontar una crecida rápida del río. El plan de emergencias de Guadalest, previsto desde 2009, se adjudicó en abril. La adecuación de aliviadero y desagües de fondo al reglamento de seguridad y la instalación de un sistema de auscultación del muro no se implantó en Mª Cristina hasta 20 años después de que se le abriera una grieta que la CHJ no acertó a taponar hasta que se vació y cinco de que otra tormenta desplazara la escollera del aliviadero. Y así hasta llegar a las filtraciones y carencias que sufre Tous, mientras la CHJ se dedica a quedar bien cuando no corta cañizares y escarda barrancos como si fuera Vaersa.
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