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Espadas

El pecado y la penitencia

No todos los contratos son de menos de seis meses y de prácticas

Miércoles, 7 de febrero 2024, 23:50

La versión oficial indica que la nacionalización del departamento de salud de Dénia únicamente obligará a aumentar en 300 el número de puestos de trabajo. Pocos me parecen. 300 fueron los griegos que detuvieron al ejército persa en el desfiladero de las Termópilas. Y 300 ... fue también la cantidad de «familiares, amigos y conocidos» que prometió colocar el comisionado de Sanidad en la Ribera en cuanto el Hospital de Alzira cayera en sus manos. Sin embargo a la hora de la verdad los 300 se convirtieron en 644. Casi tantos como los que engrosaron la nómina del departamento de Salud de Torrevieja (630) cuando los hombres de Ximo Puig lo rescataron de las garras del gran capital. Cuatro gatos en comparación con los que serán ahora porque den por seguro que habrán criado. No todos los 25.268 empleos públicos creados en la Comunidad Valenciana el pasado año son contratos de menos de seis meses y de prácticas, que hasta ahora no se contabilizaban. Está el personal subrogado de la no menos nacionalizada ITV. Y están las personas que ha sido preciso contratar porque en los bancos y en las telefónicas, no, pero en la Administración siempre faltan manos. El CSIF ya ha advertido que si se suprime la cita previa -léase la autodosificación del trabajo- en las oficinas valencianas del Estado harán falta 500 empleados más. 92 millones ha reservado el consejero Marciano Gómez para hacer frente a la subida de la marea asistencial en La Marina. Una millonada que no tardará en resultar insuficiente porque el servicio no mejorará en el aspecto fundamental, las listas de espera. Y los gestores públicos todo lo arreglan igual que los sindicatos que los extorsionan, normalizando plantillas por arriba y homologando productividades por abajo. Cuando no equiparando ratios salariales, como en las ITV, el desastre que Mazón no pudo o no quiso evitar. Supongo que por lo mismo que opinó que el cierre de Canal 9 fue el peor error que cometieron sus mayores: porque se le sublevarían los que ya se hacían lenguas de lo más que iban a cobrar y lo poco que se les iba a exigir. Y eso es lo último que hará un político al uso: cumplir con su deber sin pararse en barras electorales. Aunque ahora tendrá las tres cosas: los sobrecostes, las deficiencias y las amenazas. La pregunta es retórica, lo admito: ¿y no habría sido mejor volver a sacar a concurso la gestión de las áreas de salud que ahora caducan, La Marina y Manises, con las modificaciones que fuera necesario introducir para garantizar la correcta atención de los pacientes, y concentrar los esfuerzos de la Generalidad en elevar la calidad del cuidado que se presta en los establecimientos de su estricta incumbencia?

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