El primer problema policíaco que plantean catástrofes como la del día de San Narciso es el pillaje; el segundo, la picaresca, y el tercero, el fraude. Manuel Vicent contaba el domingo que, como suele suceder en cualquier tragedia, en la riada de 1957 «hubo ciudadanos ... que se comportaron como héroes y otros como ratas». En los días posteriores al 29-O hubo pillaje porque cuando el gato no está, los ratones bailan. La gobernadora civil y jefa provincial del movimiento policial, Pilar Bernabé, estaba más pendiente de lo que no hacía Mazón que de lo que le correspondía hacer a ella. Y así nos fue dado contemplar escenas de rapiña más propias del sur de los EE.UU. que de l'Horta Sud. JM Doménech me mandó el 1-N un video dramatizado de la entrada de la PN en Bonaire y se lo dije: «A buenas horas, mangas azules». El segundo escalón, el de la picaresca más o menos deslavada, se beneficia de la buena fe de la gente y la propicia el mismo deseo de las distintas personas, entidades y administraciones de ayudar, subvencionar o subsidiar cuanto antes a las víctimas de este cataclismo. Y por último yo creía que tardaríamos en enterarnos de las posibles irregularidades, de los tratos de favor e incluso de los fraudes que se pudieran estar tramando o cometiendo. Pero me equivoqué. Aún no guisamos y ya tiznamos. The Objective informa de que entre los beneficiaros de los trabajos de restauración adjudicados por la CHJ por el procedimiento de urgencia figuran dos sociedades que formaban parte de la UTE que le pagó un par de comisiones a Aldama en 2019 tras conseguir una contrata en La Rioja. Y en cuestión de días elDiario.es ya ha encontrado dos pellas en el haber autonómico. Uno de los primeros contratos de emergencia otorgados por el Consell se lo llevó la empresa en la que trabajaba con anterioridad el ahora jefe de gabinete de Carlos Mazón y secretario autonómico de Comunicación y otro, una sociedad implicada en el caso Gürtel. ¿Casualidad y dificultad para encontrar a una firma constructora que no esté involucrada en algún escándalo? Es posible. Lo que uno no se podía imaginar de todos modos es que también hubiera instituciones públicas al acecho o cuando menos deseosas de sacar provecho de la confusión y la generosidad predominantes estas vicisitudes. Mª J Catalá solicitó el sábado la inclusión de la totalidad de la ciudad de Valencia en la zona catastrófica a los efectos positivos que pudieran derivarse de esta calificación. Razón alegada por la alcaldesa: Unos perjuicios y unos trastornos que no difieren de los que podrían objetar los particulares, las empresas y las regiones que precisan circular por la Comunidad Valenciana. Y si cuela, cuela.
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