Urgente Los funcionarios exigen una subida automática cada año de sus sueldos como las pensiones

Es sobrecogedor. Hace ya tres meses que a Mazón no lo saludan. Fíjense en las imágenes de los pocos actos a los que acude fuera ... del Palau y verán cómo estoy en lo cierto. Desde que se perdió para siempre en El Ventorro, la gente no le da la mano. ¡Le da el pésame! Le acompaña en el sentimiento. El comité de recepción correspondiente no pone cara de alegrarse de su visita, ni de sentirse honrado con su presencia. Le recibe con cara de circunstancias. Lo que resuena ahora «en el taller i en el camp» al que se desplaza no son «càntics d'amor», ni «himnes de pau». Es la marcha fúnebre. Acorde con el sentimiento más común que expresan los semblantes en las acogidas, que es el de pena, el de hacerse cargo de lo que debe haber supuesto para él la pérdida aplazada del cargo, el de no poder ocultar la idea que pesa en el ambiente: «Este ya no levanta cabeza. Con la ilusión que le hacía ser presidente». Por más que se repita, Mazón no está recuperándose del golpe recibido/causado. Está tratando de mantener una cierta apariencia de normalidad a base de declaraciones enlatadas y una agenda de trabajo lo más alejada posible de las cuencas del Poyo y del Magro. Pero eso no obsta para que le continúen atendiendo y examinando con ojos indulgentes, para que despierte más conmiseración que respeto y para que lo que se desprenda de las miradas de sus interlocutores es que el único que no es consciente de que está acabado es él. Mazón pasó a engrosar la lista de los 'molt honorables presidents' que han terminado mal. Lista en la que ya figuraba alguien que podría servirle de consuelo, Francisco Camps. Un Camps que cuanto más tarde en admitir que su carrera se truncó el día en que trascendió que quería un huevo al Bigotes más patético resultará su empeño en considerase a sí mismo en la reserva activa. 'Camps ha vuelto' se leía en la propaganda de 'Paco Camps, reenfocando España', obra de Javier Mas. Eso es lo que él quisiera: volver como el tango. Pero no caerá esa breva. A esas alturas, las caídas son mortales de necesidad. A la presentación del libro no acudió ni el tato. El salón del hotel donde se celebró la aplazada exaltación del voluntario para desempeñar cualquier encomienda que se le asigne se llenó. Mas 'sic transit gloria mundi': el instinto de supervivencia le privó del calor de sus camaradas. El suboficial de mayor graduación presente fue un diputado y porque es el novio de la muerte. El resto fueron Carlos Fabra, Sonia Castedo «i cartes que no lliguen» o están algo más que marcadas por el prefijo ex.

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