Lo que va de Suez a Vivendi
Repruebo la intromisión del Gobierno en los asuntos de PRISA, editora de El País y de la SER como condenaría, verbigracia, que presionara al accionariado ... de Papas Lluch a actuar en contra de sus propios intereses. Lo que ocurre es que la noticia de Vivendi no me ha pillado de nuevas y no puedo dármelas de sorprendido. La razón es histórica. No es la primera vez que un político español se presenta en París con la aviesa intención de implicar a una empresa de aguas gala en los problemas que aquejan a un multimedia de su cuerda. Han leído bien. La coincidencia es absoluta. Antes de que López se metiera en camisa de once varas parisinas se metió literalmente Zaplana en 2002, toda vez que aprovechó uno de los dos viajes que hizo para cortarse varias de ellas en una de las célebres camiserías de la Place Vendôme. Y es que forzar a Vivendi o al actual presidente de PRISA, Joseph Oughourlian, a promover el lanzamiento de un nuevo canal de TV no difiere demasiado de lo que Zaplana pretendía lograr de Suez. Pedro Sánchez quiere embarcar a PRISA en una operación propagandística ruinosa, prueba inequívoca de que desconoce la influencia de la televisión en abierto.
De la misma manera que el entonces presidente de la Generalidad trató de obligar a Suez, accionista mayoritaria a la sazón de Aguas de Valencia (AVSA), a quedarse con el Minidiario y la Valencia TeVe de los primos de Sánchez Carrascosa, las televisiones de Tabarka encomendadas a Genoveva Reig y algunas otras calamidades pseudoinformativas. Un disparate que todavía colea, no sólo porque los pufos que dejaron en el IVF y AVSA no se pueden haber volatilizado -¿o sí?- sino porque, como Mazón es más zaplanista de lo que parece, acogió en su seno, que es el nuestro, a dos de los artífices de aquellos desastres. A uno lo puso al frente de un departamento y al otro le tiene de asesor, que no sé qué es peor. Se ha especulado con que Telefónica podría haber amagado con retirarle la gestión de su publicidad (80 millones) a Havas, propiedad de Vivendi, si no se pliega a la maniobra.
Una broma al lado del contundente argumento que empleó Zaplana para doblar la voluntad de Suez: la renovación o no del contrato de abastecimiento a Valencia por un periodo de 50 años. Óscar López ha calificado su encuentro con Vivendi de breve igual que la entonces portavoz del Consell Alicia de Miguel tachó de patraña periodística una de los muchos motivos que llevaron a los aguadores franceses a huir escopetados del cap i casal. Lo que reduce las diferencias entre ambas injerencias a una cuestión de tamaño, ya que Zaplana acabó siendo tan ministro como López.
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