Tengo la sensación de repetirme cuando la emprendo con la hipocresía, la demagogia y la insolidaridad que están complicando y encareciendo, cuando no imposibilitando, el tratamiento y la gestión racional de las basuras en la Comunidad Valenciana (CV). Pero la culpa no es mía. Como ... escribía Julián Marías, la repetitiva es la realidad. Les pondré un ejemplo para que me entiendan. La izquierda impidió la creación de un vertedero en Llanera. Pues bien, antes retomará el PP el control del COR V5, el consorcio encargado de despachar los residuos de las cinco comarcas del sur de la provincia de Valencia, que pondrá en pie una sola de las alternativas que lo harían innecesario. Todavía no sabe dónde situar la planta que ha de recibir los vertidos de la Costera y la Vall d'Albaida. Aún no ha determinado el lugar donde construir las prometidas instalaciones de valoración y eliminación. Y ni siquiera ha concluido uno solo de los cinco pequeños talleres comarcales que se encargarán de elaborar compost con los biorresiduos. Y eso que por tamaño y capacidad de producción apenas si servirán para impartir una actividad extraescolar. Único aspecto bien calculado por este COR habida cuenta el estado en que se encuentra la agricultura valenciana, el tipo de abono que precisa y la escasa demanda que tienen los fertilizantes orgánicos en jardinería. El Consell trasladó en su día esta patata caliente a los alcaldes. Y el COR V5 se ha encargado de demostrar que cuanto más cerca está una administración de los contribuyentes menos riesgos electorales asume. ¿Qué han hecho los dos regidores que lo han presidido entre 2015 y 2023, amén de encarecer el servicio y subir las tasas? Manosear proyectos, vender humo verde y postergar las soluciones reales al problema. Eso sí: por el bien del medio ambiente. Bien al que también se aclamaron las dogmáticas que han desfilado por la Consejería de Transición Ecológica sin otro objeto aparente que el de confirmar que el ecologismo está reñido con la efectividad. Frenar la ampliación del vertedero del Campello lo justo para que el que venga detrás que arree, denegar la creación de sendos sumideros de desperdicios peligrosos e industriales en Monóvar como si la región anduviera sobrada de ellos y oponerse, en fin, al establecimiento de incineradoras sabiendo que la CV generará 800.000 toneladas de rechazo de despojos domésticos en 2025 no es de ecologistas. Es de irresponsables. De incapaces que marearon tanto la Ley de Residuos y Economía Circular que tuvieron que administrarle Biodramina. En lugar de tomársela ellos por pretender completarla con la formación de una nueva estructura (administrativa, por supuesto). La sustituta de Isaura Navarro se reunió recientemente con los COR castellonenses. Algo más que confraternizar con los paisanos deberá hacer.
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