Borrar
Directo La Virgen recibe a los pueblos de la dana
Espadas

La vuelta de Amadeu

A Fabregat no lo bloqueó el síndrome de Bartleby

Lunes, 17 de marzo 2025, 00:07

El parto se le alargó más de la cuenta, pero hay que reconocer que Amadeu Fabregat ha tenido un libro precioso. Una criatura, 'L'anell ... del nibelung', que dará mucho que hablar no sólo por lo que representa el retorno del otrora 'enfant terrible' de las letras, el periodismo y la televisión valencianas a la literatura, sino por lo que es: La antítesis de su célebre y rompedora novela anterior, 'Falles folles fetes foc' (1973). Un novelón de estilo canónico, condicionado -presumo- por el drama que arrostra el protagonista en su regreso a la ciudad que abandonó cuarenta años antes. Un relato clásico donde, a mi modo de ver, pesan más las influencias que Proust y Bernhard han ejercido siempre sobre Fabregat, que la tetralogía de Wagner que da a título a la obra y la atraviesa de un cabo a otro. Una ópera, en cierto modo, embriagada por la añoranza que destilan las obras tardías y la textura que distingue los frutos maduros de los tempranos, 'La tempestad' de 'Enrique IV'. Fabregat le dijo a Joan C. Martí que concibió la idea hace más de diez años. Pocos me parecen para el tiempo que viene hablando de ella. A mi me enseñó el mamotreto mecanonescrito y concluido hace dos o tres veranos. Y a principios del año pasado todavía dudaba dónde publicarlo porque quería asegurarse de la pulcritud del idioma en el que está escrito. Ni que decir tiene que a fin de taparles la boca a los que nunca entendieron la diferencia entre el periodismo a ejercer en Canal 9 y la literatura. Por lo que, cuando menos, no se le podrá reprochar no haber escrito en valenciano, como hacen ciertos ensayistas con Blasco Ibáñez. Lo que sí es seguro es que a Fabregat no lo bloqueó el síndrome de Bartleby. No se quedó en blanco como Juan Rulfo y Rimbaud, en contra de lo que se insinuó. Sí estuvo a punto de sufrir el efecto Zeigarnik y pasar para los restos como autor de una sola novela, pero por miedo al qué dirán de la que ya había escrito. Sin embargo, lo que de verdad le apartó de la creación durante buena parte de los 52 años que ha estado inédito fue el éxito. La gloria que acentuó la misantropía de Salinger dispersó a Fabregat. Desde que publicó 'Falles folles' siempre tuvo ocupaciones más divertidas y provechosas que atender. Verbigracia, escandalizar a los necios; impulsar revistas provocadoras, como Valencia Semanal; publicar memorables crónicas sociales con su propio nombre o bajo seudónimos proustianos, tanto en LAS PROVINCIAS como en Levante-EMV; dirigir RCE y TVE en Valencia; fundar la RTVV y establecerse por su cuenta en el mundillo audiovisual. Único valenciano, por cierto, en lograrlo a lo grande.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias La vuelta de Amadeu