El cuarto Rey Mago

Sin embargo, este año, me temo que debo frenar mi demanda. La cuadrilla real ha aumentado su plantilla, se ha incorporado el Rey Pedro y lo ha hecho con tanto ímpetu que, asumiendo el compromiso de la liberalidad, ha empezado a regalar con desorden, dilapidando los sacos de los camellos hasta agotarlos. Incluso hay quien dice que vende que no dona (lo que desvirtúa y desacredita la pyme trinitaria que siempre se ha encuadrado en la economía social). No es cándido (ni Pumpido) aunque se parece, de hecho, es muy astuto. Y, abundando en sus virtudes, es campechano. En esto empatiza con el monarca, aunque sea con el emérito. Y demuestra tal sencillez y espontaneidad que ríe a carcajadas en cualquier lugar (incluso en los más nobles y respetables) como si estuviera en la más simpática taberna. Por el contrario, puestos a destapar también junto a las virtudes algún pequeño defecto, decir que es muy suyo (a lo mejor es solo suyo) que le gusta nombrar a sus 'Pages', no quiere a los que ya están en nómina como tales; y que enamorado de Atapuerca quiere restaurar el perfil del Homo antecessor, aquél que guerreaba con su hermano, cuando sé que, a los Reyes Magos, como a mí, lo que nos gusta es avanzar en la línea y evolución humana de después de Cristo (la que arrancó, precisamente, en el Belén).

Lo cierto es que, suplantando la tarea de la epifanía, ha entrado por las chimeneas para atender a los que pedían un poco de seguridad, obsequiándoles con la Seguridad Social entera; a los que solicitaban legalizar su parcela en Waterloo les regaló un Estado (y, para amueblarlo, al obsequio le añade una aportación dineraria de unos quince mil millones de bellón). Me temo que para los levantinos que piden un corredor del Mediterráneo no quedará sino unas zapatillas de running y para los andaluces que piden agua no habrá más legado que una cantimplora.

Debo de advertir a sus Majestades que este D'Artagnan se ha sumado a vuestro digno trío, pero no quiere un empleo fijo, su interés es ser fijo discontinuo, quiere incorporarse a la cabalgata cada cuatro años. Además, no está dispuesto a recorrer el tramo de Oriente a Occidente (de hecho, a Oriente creo que no le agrada ir, ni siquiera a la región del Próximo), tal distancia se niega a cubrirla en camello, prefiere volar a motor. Lo justificará con la ley de bienestar animal y la sensibilidad de evitar a su camello tan larga travesía. El problema es que en avión ha llegado antes y ha empezado la campaña navideña en el adviento. Además, confunde países y destinatarios: mientras vosotros premiáis a los que se manifiestan como buenos ceros ceros sietes, al servicio de su majestad, él prioriza a los que rechazan la Corona; cuando vosotros atendéis, sobre todo, a los menores, él a los Maduro. Y, lo que es peor, lo que vosotros anotáis con cargo a España, desde las alturas del Falcon 900 nuestro nuevo rey mago confunde fronteras y lanza sacas a los que están (de pensamiento y de obra) lejos de España.

Son tantos los países visitados por vuestras Majestades que es difícil aprender el Ordenamiento Jurídico de cada uno de ellos pero queridos Magos recordad que España está consagrada a la indisoluble unidad (que comprometió el artículo 2 de la Constitución Española), a la igualdad, porque todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado (como mandan los artículos 14 y 139 de la CE), a la equidistribución a base del estímulo del crecimiento de la renta y de la riqueza (de nuestro artículo 131 de la CE), equilibrando la solidaridad interterritorial (proclamada en los artículos 2 y 138 de la CE); y al bienestar de la población (que recoge el artículo 129 de la CE). Esperamos que, quizá recurriendo a la alquimia, nos ayudéis a preservar y realizar el marco constitucional. Nuestra Carga Magna contiene un articulado ejemplar que, generosamente, sirvió a una transición, pero su amplia cintura nunca fue mórbida hasta permitir entender que le cabe todo.

Un día Pedro, Rufián y yo mismo, salimos buscando destinos, Pedro en su Peugeot, en aquella mañana del 2016, venía de dejar su acta y apenas paró en la puerta del Congreso para saludarnos a mis alumnos y a mí, tenía mucha prisa (tenía que colaborar en renovar el relato histórico, empezando desde Felipe V). Rufián, como yo, también emprendió peregrinaje, dejamos la querida tierra de Jaén, por mi parte teniendo claro seguir en esta España nuestra; él aún no se ha detenido, quiere irse al extranjero. Me propongo, una vez que han levantado un muro en la posada, seleccionando a los que han de convivir en su interior, acudir al Portal de Belén, abierto a todos. Nos queremos manifestar, para aclamar estos pedimentos, con la libertad de los pastorcillos, siguiéndoos como Magos, para adorar la razón y la verdad.