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El pasado sábado, la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Papi Robles, subió a su perfil de tik tok un vídeo junto ... al diputado Joan Baldoví saltando y riendo cogidos de la mano por debajo de la pancarta de Joves durante la sexta manifestación contra la gestión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por su ausencia el 29 de octubre, día de la dana. El 'Mazón dimisión' se ha convertido en una fiesta en un partido que, como los gorrinos, disfruta revolcados en el barro. Cada uno, animales y políticos, se divierten como más les gusta. Compromís, tras el batacazo electoral que le hizo perder la alcaldía de Valencia y salir del Consell, ha pasado año y medio en el anonimato y con un portavoz en Les Corts cuya gran aspiración era convertirse en el gran fracaso de la legislatura, perdido en el hemiciclo y lejos de los titulares de prensa. A kilómetros de los focos de Madrid, donde tenía su minuto de gloria, Baldoví llegó al Parlamento valenciano para convertirse de nuevo en 'El opaco'. El pulso entre populares y socialistas taponaba las aspiraciones de una coalición adormilada en su travesía por el desierto, que nunca fue lo mismo sin Mónica Oltra.
La dana ha resucitado a Compromís, que ha convertido en un carnaval cada una de sus protestas. No es serio asistir a una manifestación con la falta de respeto como punto de partida. Una pancarta a favor de la dimisión de Mazón es justa y necesaria, porque cada uno, en democracia, pide y desea lo que quiere, y vista la gestión del presidente de la Generalitat, exigir su salida entra dentro de los deseos políticos y ciudadanos con 228 muertos en la mochila. No hay político que aguante eso por mucho que el alicantino se crea el junco de 'Resistiré'.
Esto ni es una fiesta ni una batucada ni un desfile pero no es de extrañar en una formación política que fue capaz de montarle un sarao en el río a la que fuera su única y auténtica líder, Mónica Oltra, estando ya imputada por su gestión al frente de la conselleria de Asuntos Sociales e Igualdad en el caso de su exmarido, en prisión por abusar sexualmente de una menor interna en un centro tutelado por la Generalitat. Baldoví, el mismo que pasaba bailongo bajo la pancarta de 'Mazón dimisión', estaba en aquel atril a pleno sol dándolo todo cuando días después fue uno de los primero en pedir la cabeza de su compañera –hay cosas que no perdona Mulet–. Sin olvidar a Águeda Micó, otra de las que movía con gracia y salero la pancarta de Mazón cuando ha sido otra de las que se beneficiaron del adiós de la exvicepresidenta. Tragaderas.
La manifestación del sábado volvió a reunir a decenas de miles de personas pidiendo justicia política, responsabilidades y decisiones. Familiares y amigos que recorrieron el centro de Valencia con el retrato de muchas de las 228 víctimas, gente de diversa adscripción ideológica con el fin de pedir responsabilidades a todas las administraciones con la dimisión de Mazón como la primera de la lista.
Compromís se engancha como una rémora a esa ciudadanía anónima, coloca a sus subordinados en asociaciones y colectivos de víctimas para ejercer cierto control sobre ellas y echa a las calles a sus 'pitbulls' políticos para alentar y fomentar las algaradas. Hay una política de manual, la que impulsan sus mayores para agarrarse al sueldo público –el senador Morera ha ganado mucho dinero y muchos kilos desde que cobra de la administración– y hay gente decente, como el que fue alcalde de Chiva, Emilio Morales, que con la pala en la mano hizo lo mismo que el resto, quitar el barro.
¿De verdad no se siente responsable Compromís de ninguna de las 228 muertes de la tarde del 29 de octubre? ¿De verdad Baldoví y Robles son capaces de danzar con la sonrisa puesta en mitad de una manifestación donde hay dolor e indignación?
Compromís no es tan responsable como Mazón, ausente la tarde de autos y todavía, cinco meses después, sin ser capaz de dar una explicación convincente de dónde estaba y qué hacía la tarde de la dana. Pero Compromís, como parte del Botánico, votó a favor de la ley de la Huerta, la que paralizó el desvío del cauce del Poyo al del Turia. Una obra que, según los expertos, como dijeron ayer en el Senado, pudo salvar el 60% de las vidas que se perdieron bajo el agua de la dana.
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