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El miércoles, LAS PROVINCIAS brindó un emotivo homenaje al torero de Chiva, Enrique Ponce, en la temporada de su retirada de los ruedos. El tendido ... de La Rotativa se llenó hasta la bandera, en un acto cercano y entrañable. El secreto de Ponce, más allá de su talento, ha sido la firmeza de sus raíces, de los valores que su familia nunca le ha dejado de transmitir en casa o desde la distancia. Emilio y Enriqueta, su padres, encabezaron la nutrida delegación que se desplazó desde Chiva para asistir al homenaje al hijo y al paisano. De la misma manera que su pareja, Ana Soria, junto a sus padres, que tampoco se quiso perder el evento. Una oportunidad para, después del acto, hacer una reunión familiar a pocos días del compromiso de Ponce en Madrid, donde se despedirá de Las Ventas, en uno de sus grandes tardes en el año de su retirada. Desde Chiva llegaron al homenaje los amigos de la infancia, como Silverio, Abel e Iván, que no se quisieron perder un evento que en cierta medida les llevaba a las calles del barrio viejo de Bechinos o a la plaza de la Iglesia. Estuvo Santi, al que Ponce cogió del hombro nada más verlo, un gesto que honró la figura de Ricardo Alarcón, el seguidor más leal y fiel al torero, vecino casi puerta con puerta, y notario de los triunfos del maestro. Hubo un tiempo, en el que no existían los móviles, en que había que asomarse a la puerta de cristal de la Cafetería Alarcón para ver el 'excel' a bolígrafo de los triunfos del diestro. Años en el que el de Chiva superaba el centenar de corridas. Y estuvo Javi, voz del toro de cuerda a nivel nacional, y los hermanos Barracas, y Paco, Fernando, Ana, Marc, Rafa, Hermi, Ana, Marcial 'Pierres', Olga, Guada, Paquito, Mari Trini... Todo aquel que quiso asistir, como Gonzalo y Fernando, concejales, taurinos y chivanos. El presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, definió a Ponce como «orgullo» de los valencianos, ante lo que no hay mucho más que decir. Más de hora y media de vivencias, toreo y sentimiento. Y al acabar, hubo saludos, abrazos y fotos, porque la grandeza también está en compartir con aquellos que tienen el gusto de acudir al evento, y ahí estuvieron Ponce, El Soro y Victorino Martín atendiendo con educación cada una de las peticiones. La sensación al final del homenaje fue de satisfacción para todos los presentes, que era de lo que se trataba. Entre tanta gente, poco se notó la ausencia de la alcaldesa de Chiva, Amparo Fort, invitada al acto, como no podía ser de otra manera, junto al resto de su equipo de gobierno. Fort, recién reprobada por su Ayuntamiento, no fue capaz ni de anunciar su ausencia en La Rotativa como máxima autoridad de Chiva, el pueblo natal de Enrique Ponce, el máximo embajador del municipio a nivel mundial. Fort tiene que entender que una política debe serlo y parecerlo, que la libertad de información es un derecho fundamental y que el rencor tiene forma de bumerán.
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