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El tren turístico de Barbate

Héctor Esteban

Valencia

Jueves, 15 de febrero 2024, 23:42

Hace unos años estuve unos días de vacaciones en la provincia de Cádiz. Nos alojamos dos familias en unos apartamentos de Zahara de los Atunes ... y recorrimos la zona. Vejer de la Frontera y sus casas blancas. El Atlántico en Conil, donde me lo pasé pipa con la pequeña tabla de surf de mi hijo. La playa de Bolonia, donde subimos su duna, y las vacas retintas, cuya carne probamos en un restaurante a la entrada de Fazinas. Obviamente también comimos atún. Unos días maravillosos en el que hay un recuerdo que siempre sobresale por encima de todos: Barbate. La primera vez que oí hablar de la localidad fue en 1986, porque allí está enterrado Francisco Rivera 'Paquirri', al que Avispado le pegó una cornada mortal en la femoral en la plaza cordobesa de Pozoblanco. Desde ese día, Barbate entró en mi vida con Isabel Pantoja al borde del desmayo del brazo de Agustín. Y desde entonces, el papel couché del ¡Hola! que compraba mi madre me lo recordaba cada 26 de septiembre. Mi primera visita en aquel viaje fue al centro de salud de Barbate con mi hijo, que es alérgico, donde nos atendió un galeno veterano y muy andaluz. Y después nos pegamos un desayuno donde mi chaval todavía recuerda los molletes que le sirvieron, imbatibles hasta el día de hoy. Pero el mejor momento vino en una gran noche. A mi amiga Guadalupe le encantan los trenes turísticos. Donde va, sube. Fuimos a cenar a Barbate y nos animó a subir al trenecito de marras, que tenía parada en la plaza del Faro. Desde allí iniciamos la ruta, en el cachivache con su musiquilla y las luces de colores. Nos paseó por barrios muy alejados de los cánones de lo turístico. Nos hizo ver un Barbate golpeado por el desempleo y el dinero fácil, donde el trapicheo y los fardos de hachís son el pan de cada día, donde en lugares con poca luz había demasiado movimiento. Por la calle, muchos chavales sin muchas expectativas y varios adultos con pocas ganas de horario fijo. El tren turístico nos dibujó una imagen real de Barbate y durante años, los De la Fuente-Fernández y los Esteban-Domingo, hemos recordado aquella noche a orillas del Atlántico donde no se cocía mucho más futuro que el inmediato. Hoy, Barbate ha vuelto a nuestras vidas con una narcolancha pasando por encima de una gomona de la Guardia Civil. Una banda de narcotraficantes que ha matado a dos agentes y ha dejado malherido a un tercero. Un caso que ha puesto en evidencia las escasas medidas del ministro Marlaska y la falta de medios de la Guardia Civil para combatir el delito. En los vídeos del suceso se puede ver cómo hubo gente que jaleaba la atroz maniobra de los narcos, y en mi caso me vino a la cabeza si alguno de esos no sería uno de aquellos chavales que vagaban sin rumbo claro aquella noche del tren turístico. Nos fuimos de Cádiz disfrutando del viaje, sin ver la tumba de Paquirri y con la sensación de que en Barbate se jugaba a otra cosa en las noches de verano.

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