El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha sido sentenciado por partida triple: popular, política y judicialmente. Un veredicto por su ausencia el 29 de ... octubre durante la catástrofe de la dana. La sentencia popular, sin duda, la más ruidosa. Las calles de Valencia se han llenado hasta en cinco ocasiones con decenas de miles de gargantas pidiendo la cabeza política del Molt Honorable, que por el momento ha optado por hacer oídos sordos para seguir en su cargo a pesar del clamor de los del barro. Una sentencia del pueblo que ha obligado al líder del PP valenciano a agazaparse en su agenda pública para sólo acudir a aquellos actos en los que haya una mínima evaluación de daños. No asomar la cabeza en la Crida o en el balcón del Ayuntamiento durante alguna mascletà es un síntoma evidente de que Mazón no quiere exponerse a un baño de lodo y realidad. El tik tok se ha convertido en un tic tac y el mejor refugio son los muros del piedra del Palau de la Generalitat. La segunda sentencia es la política, la que llega especialmente desde Madrid, donde la boca cada vez es más pequeña cuando líderes, barones y baronesas cumplen con el trámite de apoyo a su compañero con declaraciones tenues y poco animosas. El aspirante a presidente del Gobierno Alberto Núñez Feijóo rumia desde hace semanas como hacer frente a un problema de difícil solución. El gallego ya apuntó que Mazón no estuvo a la altura en la gestión de la dana pero el líder valenciano no se da por aludido ni cuando el presidente nacional de su partido prefiere visitar la zona cero sin su compañía para no escuchar pitos, insultos y música de viento. Además, los populares valencianos, amigos del alma, caminan despacio no sea que pisen una mina con la que salten también por los aires por una defensa desmesurada de un líder cuestionado. Camps, Pla, Oltra... todos cayeron y a otra cosa mariposa jugaron el resto. Y la última bofetada ha sido la judicial, donde el auto de la magistrada Ruiz Tobarra no ha recogido ni uno de los argumentos esgrimidos por el Consell y por el PP para tratar de embarcar en la causa a la Confederación Hidrográfica del Júcar y a la Delegación del Gobierno. Era la última carta de Mazón, el as que podía taponar la herida abierta a nivel social y político pero la argumentación de la jueza de la dana no ha sido más que una grave cornada en la femoral que ha desmontado toda la estructura de naipes de la defensa. Mazón se ha convertido en el dique que impide al PP nacional cargar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su falta de colaboración los días después de la dana, y a la exconsellera imputada Salomé Pradas se le ha puesto cara de Milagrosa Martínez en un asunto en el que toma el papel de la pagana. La jueza de la dana no ha imputado a Mazón porque sabe que su condición de aforado le birlaría el caso pero en el auto ha dejado muy claras unas intenciones que sentencian al presidente de la Generalitat.
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