Ser o no ser humano

Peter Lim me ha puesto muy fácil de qué hablar esta semana. Que el dueño de las acciones ha abandonado el club a su suerte lo sabíamos hace años. Que el 'Milongament local' es una mentira más de Meriton para tratar de engañarnos no sorprenderá a nadie. Pero confirmar cómo es Peter como persona es algo que nos faltaba por constatar. Y no era sencillo teniendo en cuenta que ni está ni se espera que jamás vuelva a pisar nuestra tierra. Pero no ha hecho falta. Dicen que, en los malos momentos, se ve cómo son las personas. Cuando más las necesitas pueden pasar dos cosas, que huyan como ratas o que se queden hasta el final. Pues mientras Valencia ha sufrido la tragedia natural más grande de su historia, la respuesta de Lim ha sido colgar fotos muy sonriente con sus amigotes de Singapur. Mientras miles de valencianistas cogieron botas y palas para ir a ayudar cuando más falta hacía los súbditos a sueldo viajaban a Singapur a ver si el dueño entendía lo que estaba aquí pasando y accedía a echar una mano como si no fuera suficiente con poner la tele y ver la lista de cadáveres. ¿Hay algo más miserable que ver la tragedia y no mover un dedo cuando te sobra la capacidad y el dinero? Ante ustedes una malísima persona.

A nivel económico es muy fácil de explicar. El Real Madrid, a las 48 horas de la tragedia, sacó de su caja un millón de euros para los danmificados. Le siguió el Villarreal por poner algún ejemplo más. Recuerden, dinero suyo al servicio de los demás. No tenían obligación ninguna pero han mostrado su categoría humana. ¿Saben, mientras tanto, qué ha hecho Lim? Poner a la venta una camiseta que pagas tú. Regalar la taquilla del partido ante el Betis que pagas tú. Y abrir una fila cero en la que pones dinero tú. El millonario dueño de las acciones del Valencia no pone nada. No dona nada. No ayuda nada. Es despreciable. Es miserable. Y si no se vende la camiseta, nadie compra entradas el día del Betis o no hay donaciones en la fila cero... que les den a los afectados. Yo no pongo ni uno. Y los súbditos, además de asalariados, arrastrados por el fango de la vergüenza para siempre. La DANA ha servido para ver lo mejor del ser humano a través de la solidaridad del pueblo valenciano. Pero también para comprobar lo peor del ser humano: Peter Lim y los que tragan su indignidad.