Urgente Los funcionarios exigen una subida automática cada año de sus sueldos como las pensiones

Luto. Llanto. Dolor. Pérdida de vidas humanas. Desaparecidos. Compatriotas que se han quedado sin nada. Destrucción a gran escala. Infraestructuras. Comunicaciones. Viviendas. Campos. Comercios. Industrias. ... Una devastación terrible. Apocalíptica. Además, impotencia. Indignación. Rabia. La legítima reacción natural de miles de personas que han sufrido durante días el abandono de las Administraciones. Una realidad palpable. Vergonzosa. En medio de un escenario de guerra. Auxiliados tan solo por una gran ola de voluntarios. Espontánea. Ejemplar. Solidaria. Surgida por igual aquí y en toda España. Con los jóvenes en vanguardia. Luchando contra el barro. Descargando camiones. Llevando comida. Agua. Consuelo. Así que ahora corresponde decir las cosas claras. Es inadmisible que once días después Sánchez continúe sin decretar la emergencia nacional. Como debió hacerlo desde el primer momento. En vez de inhibirse por un mero cálculo partidista. Ruin. Es inadmisible que la Generalitat no supiera entender que ninguna Comunidad Autónoma tiene la capacidad suficiente para afrontar una catástrofe semejante. Circunstancia que exigía aplicar recursos y medidas extraordinarias. De entrada,la movilización general de las Fuerzas Armadas. Que solo puede ordenarla el Gobierno de la Nación. Es inadmisible que Sánchez no encomendara al Estado Mayor de la Defensa la planificación y ejecución de todas las tareas de auxilio para desplazar de inmediato a Valencia cuantas unidades eran precisas. Ingenieros, zapadores, transportes, intendencia y sanidad militar. También otras fuerzas de contrastada capacidad de acción sobre el terreno. Grupos de Operaciones Especiales, paracaidistas y la Legión. Es también inadmisible la huida cobarde de Sánchez en Paiporta. Presentándose -además- como víctima de una agresión física «cometida por gente organizada de la extrema derecha». Según dijo. Afirmaciones que se han demostrado falsas tras la investigación llevada a cabo por la Guardia Civil. Y ahora -de remate- es inadmisible que Sánchez pretenda utilizar la tragedia en beneficio propio. Vinculando las ayudas necesarias a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Con objeto de blindarse en Moncloa hasta el fin de la legislatura. Lo único que le importa. Esto es lo que hay. Una sucesión repugnante de actitudes miserables. Sánchez ha vuelto a demostrar su infame vileza moral. Por eso Vox ha anunciado la interposición de una querella contra él y otros miembros del Gobierno. Imputándoles homicidio imprudente y omisión del deber de socorro. Y es que esta negligencia criminal han de pagarla. Sentados en el banquillo. Para hacer justicia a las víctimas. Cuanto antes. Como toca.

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