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Trazos

Coherencia imperativa

No vale disociar el discurso y la conducta

Viernes, 5 de enero 2024, 23:57

En política para ser fiables hay que hablar con claridad. Siempre. Luego obrar en consecuencia. Por supuesto. Coherencia imperativa. Más hoy. Ante Sánchez. Cuando España ... se juega su futuro. La democracia. La unidad nacional. Hace falta demostrar dónde está cada cual. De verdad. En todo momento. No vale disociar el discurso y la conducta. Por eso molesta Vox. A unos y a otros. Porque actúa de frente. Señalando las cosas como son. Al sanchismo. Plantándole cara. Sin miedo a que diran. Esos. Los tibios. Los dóciles. Los del consenso progre. Ni los enemigos de España. Comunistas. Separatistas. Filoetarras. Así que aunque estos insulten. Se escaroten. Bramen. Mientan. Tergiversen. Agiten sus altavoces mediáticos. Vox seguirá. Leal. A su deber. Manteniendo el rumbo propio. Levantando la voz. Valiente. Firme. Incansable. Defendiendo con orgullo. Ideales y principios. Naturales. Humanistas. Patrióticos. Innegociables. Eternos. No sujetos a modas. Ni a opiniones desnatadas. Cambiantes. Menos aún sometidos al albur de pactos viles. Felones. O conveniencias espureas. De ahí que Vox incomode. Mucho. También en la otra parte. Esa derecha titubeante. Líquida. Volátil. La que respira según le imponen. Los gurús de Madrid. Esa que ansía ser nada. Amorfa. Un «centro» insulso. Estéril. Descreido. Huérfano de entidad específica. Sí -en cambio- repleta de complejos. Vaivenes. Errores. Contradicciones. Fiascos. Ridículos. Desconcertando a su parroquia. Por su pánico. Endémico. A ser tachada de esto o aquello. Buscando lograr un placet utópico. Imposible. El de aquellos que nunca van a aplaudirles. Hagan lo que hagan. Aunque baile al son del adversario. Es lo que le pasa a Feijóo. Se ha visto de nuevo. En estos últimos días. Pactando con Sánchez. Una reforma constitucional. Mientras afirma que el autócrata viola la Carta Magna. O tratando de ocultar reuniones secretas con Junts. A los que en público repudia. Por más que suba el listón. Ahora. Queriendo ilegalizar partidos. Si convocan referéndums separatistas. Tras votar en contra de una propuesta similar. De Vox. En el Senado. Hace solo cuarenta días. O haciéndole el juego. A la izquierda. Cuando ataca a Abascal. Por un monigote. Colgado en Nochevieja. Con el sanchismo orquestando campaña. En plan víctima hipocrita. Para tapar la indignidad del Gobierno. Los catorce homenajes que ha permitido. Este fin de año. A presos de ETA. Así que Feijóo verá la cuenta que le trae. España reclama coraje. Respeto. Colaboración. Entre Vox y PP. Sin dejar de ser distintos. Que lo son. Pero sabiendo entenderse. Sensatamente. Como aquí. En la Comunitat Valenciana. Pauta a seguir.

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