España no puede seguir así. Atónita. Falta de rumbo. Sometida al albur de los avatares que impone la truculenta realidad del sanchismo. Demoledora. Letal. Sin ... Presupuestos Generales del Estado. Por segundo año consecutivo. Con un Gobierno de pacotilla preocupado únicamente por lograr mantener como sea el relato falaz de su propia subsistencia. Sectario. Carente de mayoría estable en el Congreso. Sujeto a lo que quiera o deje de querer Puigdemont. Gobierno que anda -desde antes de Navidad- enredado en una pugna con Junts relativa a la cuestión de confianza. Cuya calificación fue anteayer otra vez aplazada por la Mesa de la Cámara Baja. No mediando justificación legal alguna que ampare tal dilación. Siguiendo solo instrucciones de Moncloa. Para no contrariar al prófugo. No vaya a ser que se irrite y deje colgado a Sánchez. Aunque no parece que aquel esté dispuesto a romper la baraja. Puro teatro. Sin embargo, una nueva demostración lamentable del sometimiento de la institución parlamentaria al dictado de la autocracia sanchista. Marcada esta además por la corrupción que señala al entorno familiar del presidente. Esa cuyas previsibles consecuencias penales pretende ahora Sánchez eliminar de un plumazo. Decapitando las graves causas abiertas que afectan a su mujer y a su hermano. Promoviendo una desvergonzada Proposición de Ley que limita el ejercicio de la acusación popular. Con insólitos efectos retroactivos de carácter inmediato que serían de aplicación sobre los procedimientos judiciales en curso. Bananero. Un golpe al corazón del Estado de Derecho. Sucia especie de amnistía preventiva. Inaceptable en términos jurídicos. Vomitivo desde una perspectiva ética. Como lo es también el escándalo que afecta al Fiscal General. Investigado por el Tribunal Supremo. Que aprecia en su conducta indicios criminales de una manifiesta «dinámica delictiva» en concomitancia directa con Presidencia del Gobierno. Mientras Sánchez le mantiene en el puesto y sus ministros cargan furibundos contra los jueces. Indignante. Un contexto perverso que sería imposible imaginar en cualquier democracia europea. Por eso urge cambiar de inmediato este panorama político infecto. La Nación no puede seguir en manos de un Gobierno acabado. Ni tampoco continuar siendo rehén del chantaje separatista. Así que es imprescindible dar ya la palabra a los españoles. Cuanto antes. Vox apoyará una moción de censura si el compromiso único de esta es convocar a continuación elecciones sin concesión alguna al separatismo. Dicho a las claras. Como siempre. Es tiempo de acción. No cabe esperar. Sobran cálculos y monsergas. Titubeos. A ver si Feijóo se entera de una vez. Por España.
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