Desafío golpista

Grave. Inquietante. Ocurrido esta semana. Esquerra Republicana presentó su desafío golpista. Que es imperioso. Taxativo. Rotundo. Referéndum de independencia. Ya. Sin límite de participación establecido. ... A fin de dar por válido el resultado del mismo. Planteando una pregunta clara. Directa. «¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente?». Hala pues. Negro sobre blanco. Por mucho que a continuación Sánchez intentará salirse por peteneras. Riéndose de la opinión pública. Que es su actitud habitual. Sistemática. En esta ocasión aún peor. Tirando de sorna extrema. Declarando que no entiende por qué la propuesta de Pere Aragonés se convierte en noticia. Como si la infame proclama lanzada oficialmente fuera cuestión menor. Baladí. Mera chorrada. Sin embargo es lo contrario. La mafia separatista no habla en broma. Están marcando el terreno. De forma decidida. Van a por todas. Ahora más que nunca. Gracias a la traición de Sánchez. A sus indultos y a la amnistía. A la supresión y rebaja de tipos penales que le hizo el Gobierno. A la sucia alianza cotidiana que mantiene con ellos. Turbios personajes que se saben con la sartén por el mango. Porque Sánchez -de nuevo- tragara lo que sea. Para no perder comba. Referéndum de marras incluido. Avalado -si es preciso- por un Tribunal Constitucional dócil. Títere. Sumiso. En manos de Conde Pumpido. Destinado a blanquear los enjuagues sanchistas. Acatando el guión que en cada instante la banda separatista imponga a su capricho. Ese que escriben Puigdemont y Junqueras. Pugnando entre ambos por ganarle al otro terreno electoral. No obstante coincidentes en su intención compartida. Reiterar el golpe de Estado. Aquel que dieron siete años atrás. Por eso Junts afirma que ahora se ha de acabar lo iniciado entonces. Y desde Esquerra la prófuga Marta Rovira desvela que el referéndum lo están negociando con Sánchez. El cómo y el cuándo. Es decir,la manera de hacerlo efectivo. Aunque el sanchismo lo niegue. Hoy. Con la boca pequeña. Igual que hizo en su momento. Asegurando que jamas gobernaría con Podemos. Ni tampoco pactaría con Bildu. Ni condonaría las penas impuestas a los golpistas. Ni dejaría que Puigdemont siguiera fugado,yéndose de rositas. Así que nadie ponga después cara de sorpresa. La palabra de Sánchez no vale nada. Es basura. Mentira. Si peligra su cuello habrá referéndum. También en el País Vasco. Porque Bildu y PNV han recordado estos días que esa es su pretensión definitiva. En suma, un panorama letal. Pestilente. La nación a subasta. Víctima de un gobernante miserable. Estafador. Felón. Ruin. Amoral. Un tipo vil. Indigno. Nefasto. Hay que echarlo. Por España. En las urnas. Cuanto antes.