Hartazgo absoluto
España indignada comienza a ponerse en pie
Las cosas claras. Como son. Sin rodeos. Millones de españoles -cada vez más- están hartos. Mucho. Hartos de aguantar la alevosa traición de Sánchez. Su ... estafa a la Nación. Sometido a las exigencias del etarra Otegi y del prófugo Puigdemont. Un delincuente patético. Hartos de aguantar la ruina que representa la Agenda 2030, el Pacto Verde, la dependencia energética y la falta de un Plan Nacional del Agua. Que garantice la debida interconexión de cuencas y el uso eficiente, sostenible y solidario de esa riqueza hídrica. Patrimonio de todos. Hartos de aguantar atónitos las graves consecuencias letales del fanatismo «ecologeta» que viene esgrimiendo la izquierda. Neciamente. Aquel que impidió la construcción de las obras hidráulicas necesarias para haber evitado la enorme devastación letal producida por la riada acaecida en Valencia el 29 de octubre. El que antepone la conservación de cañas y matas a la vida de las personas y la seguridad de sus bienes. Hartos de aguantar la insistente monserga burda de esa ideología de género que enfrenta a mujeres y hombres. Propagada por un inmenso tinglado de chiringuitos oficiales en los que anida un feminismo gritón, sectario y excluyente. Hartos de aguantar el continuo atraco fiscal. Abusivo. Insaciable. Un expolio que está ahogando la existencia de las familias, las empresas y los trabajadores mientras el dinero público se dilapida -por ejemplo- en colocar a las novias de uno que entonces era ministro. Hartos de aguantar la delincuencia generada por la emigración ilegal. Evidente. Aunque Marlaska lo niegue. Hartos de aguantar cómo los okupas de viviendas campan a sus anchas. Hartos de aguantar la prepotencia insultante de Sánchez y sus secuaces que mienten más que hablan. Con total desvergüenza. Hartos de aguantar la corrupción de un gobernante sin escrúpulos cuya única preocupación hoy es mantenerse al precio que sea. Hartos también de aguantar las bobas chorradas de esa pandilla pija de extrema izquierda comunista que Sánchez ha sentado en el Consejo de Ministros. Hartos de aguantar la manipulación partidista de Television Española. Volcada por completo al servicio del sanchismo. Hartos de aguantar la corrupción apestosa que señala al círculo más íntimo de Sánchez. Mujer y hermano. Partido y Gobierno. Hartos de ver cómo se insulta a los jueces que cumplen con su deber investigandola. En definitiva, hartos de aguantar tanta vileza. Chulería. Basura. Hartazgo absoluto. Así que la España indignada empieza a ponerse en pie. Se vio el pasado domingo en Valencia. Porque está es ya la hora de los patriotas. Para ganar el futuro. Es la hora de Santiago Abascal.
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