Panorama convulso

Tres meses decisivos. Inmediatos. Abril, mayo y junio. Elecciones vascas, catalanas y europeas. España se juega su ser en ellas. Aunque Sánchez hará lo de ... siempre. Maniobrar según le convenga. Sin importarle nada más que su estricta conveniencia. Mintiendo de antemano. Como en él es costumbre. Endémica. Con absoluta osadía. Desvergüenza. Cinismo. Precedentes hay de sobra. Indignantes. Le ha dado la alcaldía de Pamplona a Bildu. Cuando dijo que nunca lo haría. Ha regalado a los golpistas catalanes el indulto y la amnistía. Tras prometer que eso jamás sucedería. Ahora afirma que no pactará el Gobierno Vasco con los hijos de ETA. Ni que tampoco habrá en Cataluña referéndum de independencia. Pero Junqueras asegura que sí. Reiterado de nuevo esta semana. Añadiendo ademas desafiante que no le importara volver a la cárcel. Si es preciso. Igual que Puigdemont. Otra vez con la matraca. Recordando que su objetivo es culminar lo que empezó hace seis años. Para que nadie tenga duda al respecto. Cuestión que no es óbice para que la Generalitat se mofe de todos los españoles. Pidiéndole a Marlaska que le ponga escolta al fulano. Porque va a instalarse en el sur de Francia a efecto de dirigir su campaña. El colmo del recochineo. Inaudito. Un delincuente prófugo custodiado por la autoridad que habría de detenerle. Para entregarlo a la Justicia. Acabando entre rejas. Eso que también Sánchez prometió. Así pinta el patio. Turbio. Incierto. Inquietante. Mientras Sánchez continúa en plan autócrata bananero. Acaba de adueñarse de Televisión Española. Por las bravas. Colocando al frente a una militante socialista. Sin remilgos. Como ya lo hiciera antes con otras instancias capitales. Básicas. Al asalto. El Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, la Agencia EFE o el CIS. Instituciones cuya independencia es vital. Clave. Para garantizar el equilibrio de poderes,el imperio de la ley, la pluralidad y -en consecuencia- la salud democrática de la sociedad española. Hoy en grave riesgo de colapso. Por el ataque descarado del sanchismo. Que aprieta su afán de control. Vicioso. Férreo. Obsesivo. Ante su débil mayoría parlamentaria y la ola de corrupción que le señala. Por más que Moncloa quiera embarrar el terreno. Sacar el ventilador. Crear cortinas de humo. Para tapar la basura que acumula. Creciente. Empezando por Sánchez. En su misma propia casa. Vista la actividad intermediaria de su cónyuge. Harto sospechosa. Inexplicada. Que repugna a la ética y a la estética. Por razones sustanciales. Obvias. Aquello de la mujer del César. En definitiva, panorama convulso. Grave. Toca arremangarse. Plantar cara. Como VOX. Diciendo las cosas claras.