Pulso entre tramposos. Dos tipos amorales. Siniestros. Pedro Sánchez y el prófugo. Que es quien mueve los hilos. Siete escaños. Desde Waterloo. Manda. Acreditado de ... nuevo. Esta semana. Martes. Pleno del Congreso. Puigdemont se planta. A última hora. Cargándose la Ley de Amnistía. Después de estar redactada a su medida. Tras haber colado -además- una enmienda vomitiva. Días antes. En la Comisión de Justicia. Para incluir los delitos de terrorismo. Si no hubieren causado «violación grave» de Derechos Humanos. Distinción inaudita. Nauseabunda. Salvaguarda insultante. Puigdemont suponía que con ella se blindaba. Frente a la acción de los jueces. Que siguen cumpliendo su deber. Por más que les insulten. Con nombre y apellidos. En sesión parlamentaria. Como volvieron a hacer. Abiertamente. En tropel. Comunistas. Separatistas. Bilduetarras. Sin que la Presidenta Armengol lo impidiera. Dejándoles proferir. A su aire. Jueces que defienden el Estado de Derecho. Aunque Sánchez intente liquidarlo. Con sus pactos felones. Atado a Puigdemont. Que ahora no se fía. Recela del texto acordado. Visto el curso que toma un asunto. Peliagudo. Investigación judicial en marcha de la llamada «conexión rusa». Vinculada a la trama del «procés». De modo que Junts quiso aún tener más garantías. Por si acaso. Exigiendo meter los delitos de traición. O votaría en contra. Lo advirtió. Y pasó. Porque Sánchez creyó que iban de farol. Error. En consecuencia, vuelta a empezar. El procedimiento ha de comenzar desde el principio. Para elaborar un dictamen aún más ignominioso. Que satisfaga a Puigdemont. Pida lo que pida. De lo contrario, Sánchez está amortizado. Sin mayoría. No podrá mantener la legislatura. Aunque se empeñe. También Puigdemont se lo ha anunciado. Explícitamente. «Colorín, Colorado». Es lo que hay. Política infame. Sucia. Ruin. Carente de principios. La desvergüenza sanchista. Sobrevivir como sea. Sometiéndose al chantaje del golpista huido. Así pues hoy en España la separación de poderes y el imperio de la Ley quedan al albur de un par de fulanos miserables. Por eso indigna que Feijóo le haga el juego a Sánchez. No queriendo usar su mayoría absoluta. En el Senado. A fin de evitar que se tramite allí la ley de amnistía. Como Vox le ha pedido. O que envíe un propio a Bruselas. Para negociar con el Gobierno el desbloqueo del Consejo General del Poder Judicial. Mientras dice que Sánchez está dando un golpe contra la democracia. Y convoca manifestaciones en la calle. Una actitud estéril. Equívoca. A ver si se entera. A estas alturas ya solo vale claridad, valentía y coherencia. Las que demuestra Abascal. Siempre. Plantando cara. Sin bobadas. Cesiones. Remilgos. Ni complejos.
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