Urgente El Euromillones de hoy viernes deja un nuevo millonario en España

¡Por fin! Parece que la sociedad civil valenciana es capaz de movilizarse por algo en relación a nuestra Comunidad. La amenaza de extinción que padece la Albufera ha hecho reaccionar a una heterogénea variedad de colectivos ajenos a la política. Podemos entender que este ... Parque pueda desaparecer a través de los siglos o milenios por el desarrollo de la naturaleza, nunca por la desidia de los Gobiernos. Por ello, resalto el acierto de la iniciativa de LAS PROVINCIAS. Se trata, además, de una cuestión de justicia. Los Gobiernos central y autonómico están obligados a negociar y encontrar una solución para que esta maravilla eluda definitivamente el peligro de su deterioro.

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Por unos y por otros este ecosistema de enorme fragilidad, como lo denominó Francisco Camps en sus declaraciones a este periódico, se encuentra en un trance especial. O nos ponemos manos a la obra o lamentaremos en un futuro no muy lejano un daño irreparable. No podemos permitirlo. El movimiento de estas semanas ha de servir para poner el problema no sólo en la vía de urgencia sino en la de la prioridad. Como afirmó el lunes otro de los presidentes de la Generalitat, Ximo Puig «se trata de un patrimonio común que une a todos los valencianos, ya que la Albufera es un factor vertebrador de nuestra conciencia colectiva». Esta unidad de criterio entre los cuatro presidentes de diferentes partidos, desvela el acierto de la movilización. Se trata de un problema que a todos nos atañe. En estos casos es cuando se demuestra la sensibilidad de un pueblo y su capacidad de iniciativa.

Parece mentira que esta laguna costera haya estado olvidada a pesar de su gran valor ecológico. Ha llegado la hora de una solución. No vale echarse la culpa unos a otros. Por más que desde Madrid se empeñen en responsabilizar al Consell, el Gobierno no puede lavarse las manos porque también entra en el marco de la suya. No es un asunto exclusivo valenciano. Al igual que sucede con el Mar Menor u otros, Pedro Sánchez ha de encargar a la ministra del ramo arremangarse y comprobar 'in situ' los efectos dañinos y acabar con la crispación y la animadversión entre los dos grandes partidos, al menos en este asunto.

Me alegra la respuesta de la sociedad civil a esta llamada y me recuerda a aquella frase que leí o escuché: «Las personas no tiemblan, luchan hasta el final por lo que creen». Buena falta hace. Desde el escepticismo que me embarga por la frialdad del Gobierno sobre los temas valencianos -ahí están irresolutos la financiación, el agua y ahora la Albufera- quiero mantener la esperanza de que esta vez nos atiendan. Así es la vida.

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