Amistad y algunos recuerdos

El miércoles disfrutamos de un encuentro que emanaba las mejores cualidades a las que las personas podemos aspirar: camaradería, confianza, bonhomía... en el marco de un permanente recuerdo de la tragedia de L'Horta Sud. El placer de conocer gente de esta calaña es impagable, como lo es que Pepe me dignificará con esta selección. Recordaba aquella sentencia que escuché a uno de los protagonistas de 'Póker face', «el amor y la amistad empiezan cuando perdonas los defectos».

Con tal motivo, me vinieron a la memoria los mejores sentimientos. Recordaba ese lema personal que rige mi vida, «la amistad y algunos recuerdos». La familia no se incluye en ese índice. Constituye, eso sí, la mayor fortuna que pueda atesorarse, pero ésta al margen de la clasificación. Como afirmó Pepe, «la amistad supone la existencia de correspondencia, pero no está en función del 'yo te doy, tú me das' No, se sabe que el amigo está ahí para cuando sea menester. Lo sabes pero no es la demostración, no es la base de esa especial relación», una relación que no puede fundamentarse en que «hay cosas que no se deben pedir a un amigo» como premisa. Estoy en desacuerdo, soy partidario del axioma oído en 'Suits', «No, un amigo no lo echará en cara si no lo haces».

Otra de las grandezas de la amistad, es imperecedera. A un amigo lo puedes dejar de ver durante meses, años, incluso nunca, pero sigues considerándole como tal. Lo más hondo del fondo de nuestra alma, como cantaba la gran Chavela Vargas, es la raíz que se mantiene, espero, hasta la eternidad. Sólo la deslealtad, la traición, ejercen de dinamiteras. Cuando llega la decepción, continuamos nuestro camino, aparecen nuevas luces para iluminarnos. El amigo es uno de los mejores regalos que se nos pueden otorgar. Así es la vida.