Desconocía que hubiera rosas dedicadas, con el nombre de personas reconocidas. Mucho menos que todas estas rosas diferentes son creadas por una valenciana. Lo he descubierto recientemente gracias a la Fundación Cañada Blanch y a 'Aire libre' que presentaron la 'rosa Ana Lluch' un trabajo ... de investigación de Matilde Ferrer, quien a través de la hibridación y de la selección genética obtiene nuevas variedades de rosas. Gracias a ella, la prestigiosa oncóloga valenciana ya tiene su epónimo en el Jardín Botánico donde el lunes fue presentada la flamante planta.
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La 'rosa Ana Lluch' es hija de un rosal madre originario del clima mediterráneo y de un rosal padre originario de California. Ambos progenitores son muy resistentes al clima seco y caluroso, de forma que ha heredado su gran vigor y resistencia. «Es una bella flor de color rosa intenso con matices rosa claro, de aspecto sedoso y delicado, pero muy resistente, con flores de entre doce y dieciséis pétalos», según resaltó su inventora.
Nuestra doctora entra así en una pléyade selectiva como la escritora española Concha Espina, los premios Nobel Santiago Ramón y Cajal, Setsuko Thurlow e Irene Joliot-Curie, o Clotilde Sorolla, entre otros. Lo está con todo merecimiento, no en vano ha dedicado su vida a la cura del cáncer de mama con excelentes resultados, además de un gran sentido social. Una cualidad muy alejada de la vanidad que tanto despreciaba Eduardo Mendoza: «la vanidad es la facultad de dar un rodeo para llegar a necio». Ana Lluch, gracias a su inteligencia, esto ya es opinión personal, rechazó entrar en política. Recuerdo cuando, tres meses antes de las autonómicas de 2023, conocimos la invitación de Compromís y del PSPV a incorporarla en sus candidaturas. Su efugio fue acertado, más al producirse la victoria del PP.
Reconozco que la rosa, a falta del edelweiss, es mi flor favorita. Bella, bellísima, pero ¡ojo! con reacción extrema. El gran poeta Rainer Maria Rilke murió cuando estaba haciendo un ramo de flores -no se sabe si madres o padres- para una amiga que venía a visitarle. La herida se infectó y acabó produciéndole una septicemia. Después se descubrió que tenía leucemia. Según Carlos Estrada «escribió los mejores versos, los más bellos, hondos y grávidos de sustancia poética, después de Goethe: el que vivió la vida más pura, adentrada y solitaria, después de Nietzsche».
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Un acierto de la Fundación Cañada Blanch -cada día con más actividad multicultural por la gran gestión de Juan Viña- de 'Aire libre' y por supuesto de Matilde Ferrer. Así es la vida.
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