Pedro Sánchez muestra una nueva contradicción entre las palabras y los hechos en su comportamiento a la hora de promover la sucesión de Ximo Puig como secretario general del PSPV. Mientras él proclamaba y confirmaba el poder de la militancia en contra del 'aparato' del ... partido cuando accedió a la secretaría general del PSOE tras coger el coche y visitar todas las organizaciones socialistas de España, ahora impone, imagino que lo conseguirá, quién debe dirigir su organización valenciana.

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Así lo dejaron patente la presencia y, sobre todo, las maniobras del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, el pasado sábado en el Comité Nacional del PSPV y en el que Ximo Puig anunció su separación del la Dirección. Como digo, el 'hombre de negro' de Sánchez como le calificaba el otro día Burguera en LAS PROVINCIAS emulando a esos torturadores económicos de la Unión Europea, no se escondió para imponer a la candidata de Moncloa, Diana Morant, como sucesora de Puig. Una clara demostración de esa contradicción entre la preponderancia del 'aparato' y la soberanía de la militancia. Para ello, voluntaria o forzadamente, ha contado con la adhesión del aún secretario general. Veremos si esta colaboración es premiada definitivamente con la canonjía de la Embajada en la OCDE.

No dudo del poder de Sánchez y mucho menos de su mano de hierro a la hora de comandar la organización, como ha demostrado en numerosas ocasiones. Esta vez, además, no deja nada al azar y su delfina tiene asegurada su elección por más que el sistema está abierto a todos los afiliados ni por más ocasiones en las que los resultados de las urnas internas han contrariado los deseos del oficialismo. Ahí están los casos de José Borrell en 1998 frente a Joaquín Almunia en las primarias para la candidatura a la Presidencia del Gobierno (es verdad que le duró poco la alegría), de Rodríguez Zapatero, frente a José Bono en 2000 para la secretaría general, o la más reciente de Pedro Sánchez frente a Eduardo Madina en 2014 y, más tarde en 2017 frente a Susana Díaz. Es verdad que esto acontecía cuando el PSOE había perdido, cosa que no sucede en la actualidad.

Pedro Sánchez puede quedarse sentado en la poltrona en la confianza de que será obedecido cual rebaño al pastor. Tanto, que todo indica la promoción de una única candidatura a cuyo frente esté la ministra. Alejandro Soler y Carlos Fernández Bielsa tendrán que esperar.

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Sánchez, como decía al comienzo, no ha tenido empacho en mostrar el poder de su aparato por encima de cualquier otra consideración. Una vez más. Así es la vida.

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