Urgente El Euromillones de hoy viernes deja un nuevo millonario en España

Bruselas me reveló el jueves dos aspectos de una mismo realidad: la campaña de las elecciones europeas no parece menguar la actividad por la percepción desde fuera del Parlamento Europeo y, justo a su vera, el 'ambientazo' del jueves en la Plaza de Luxemburgo, lugar ... y día en el que se concentran parte de sus ocho mil empleados y del resto de instituciones continentales. Eso sí, la media de edad más que asombrar, acompleja a quienes hemos traspasado unas pocas juventudes. Una atmósfera que se amplía en el Parque del Cincuentenario, enclave esplendoroso por cierto.

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La Plaza de Luxemburgo, a las 7 de la tarde, la hora que los valencianos ya hemos aceptado como 'tardeo', reúne a unos cuantos centenares, muy cercana si no lo alcanza, al millar de personas. La concentración, multinacional más que multirracial, con vestimenta heterogénea, anorak, chubasqueros, cortavientos, incluso algún traje, origina un murmullo atractivo y que, al llegar, desvela una Torre de Babel, aquella a cuyos obreros Yavé les inspiró diferentes lenguas para confundirles. Tanto, que me recordó a una vivencia personal recién llegado a Valencia, hace 42 años, cuando el jefe de una discoteca de moda, más tarde buen amigo, me presentó a tres muchachas, una de ellas como expresión de buena hospitalidad me dio su tarjeta como gerente, hoy sería CEO, de la empresa 'Multilingual Service'. Por cierto, las mismas que, unos días después, departían con el árbitro y jueces de línea de una eliminatoria de la Copa de la UEFA y que el Valencia CF superó sin dificultad.

A lo que iba. No todo es uniformidad social en la Plaza de Luxemburgo. Los de nómina segura abarrotan las barras y terrazas de los establecimientos, pero los becarios se congregan en el césped rodeando el monumento a John Cockerill, obra de W. Rau, tras proveerse de sus botellas y latas en 'Black Night Press Shop' una tienda abarrotada que ofrece precios más asequibles.

Una congregación, la de los pudientes, que se repite en el Parque referido, en donde unas trescientas personas charlan, ríen y hasta entonan canciones desconocidas para mí. La verdad, da alegría verlos con esas ganas de vivir que en uno resplandecía hace muy pocos decenios.

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Tras el recorrido, recordaba aquellas palabras que Pascal Bruckner atribuía a los antiguos como sus dos mandamientos esenciales en su obra 'Un instante eterno. La filosofía de la longevidad', «vive como si fueras a morir en cualquier momento, y vive como si nunca fueras a morir». ¡Ah! Que no se me olvide, tristeza y asco me produce la aprobación de la Ley de Amnistía. Y sus autores. Así es la vida.

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