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La labor de la oposición en política suele caracterizarse por la frustración y, algunas veces, por la desesperación, sobre todo si anteriormente se ha estado en el poder. Asumir que los ciudadanos te han dado la espalda en las urnas tras haber gobernado debe ser ... complicado. De ahí que se tenga la tentación de dejarse llevar y buscar el camino fácil aun a riesgo de caer en la ridiculez. La comodidad, al estar rayando en la acedía, es mala consejera. En política y en la vida, menos aún cuando no creo que estén desbordados por el tráfago de sus ocupaciones.
Es el pensamiento que me vino a la cabeza el jueves al leer la noticia en LAS PROVINCIAS sobre la discusión entre el PP y el PSOE del Ayuntamiento de Valencia por la crítica del grupo socialista porque los autobuses de la EMT en 2024 experimentaron un retraso de diez segundos los domingos, doce los sábados y quince los demás días de la semana respecto al año anterior.
La reflexión sobre ello me condujo a deducir lo bien que lo debe estar haciendo Maria José Catalá y su equipo cuando la oposición sólo encuentra este tipo de imputaciones. ¿De verdad creen que los usuarios del transporte capitalino quedan decepcionados por una demora de diez, doce o quince segundos? Más bien parece no tener idea respecto a los sentimientos de los ciudadanos ni de lo que es el tiempo.
Tanto, que quizá lo estén perdiendo, el tiempo me refiero, en limitar el esfuerzo de oposición en lo que se conoce como «discusión bizantina». Y ya se sabe, la expresión «discusión bizantina» significa, además de una discusión, argumento inútil. Un equivalente a la expresión «discutir el sexo de los ángeles» tema sobre el que, según supone la Historia o la leyenda, habrían estado polemizando los bizantinos mientras la ciudad de Constantinopla era sitiada bien en el siglo VII por los árabes, bien en el XV por el imperio otomano. En definitiva, se dedicaron a debatir sobre un tema trivial en lugar de preparar la defensa contra el asedio.
A lo que iba, que me desvío. No puedo entender cómo el grupo socialista puede responsabilizar ese retraso de 10, 12 ó 15 segundos con «una política en favor del coche por parte de María José Catalá» cuando además el PP en su réplica argumenta que ahora son un 3 por ciento más puntuales que en 2022, cuando gobernaba el Botánico -PSOE y Compromís- según explicaba Álex Serrano en la noticia. Convendremos que esa dilación de las frecuencias entra en el capítulo de lo inapreciable. Un tema que ni llega siquiera a hacer ruido. Así es la vida.
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