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La reforma de la Plaza del Ayuntamiento constituye una prioridad para la alcaldesa María José Catalá porque este enclave es icónico y, además, se trata de una ejecución emblemática e importante de cara a los ciudadanos y, en consecuencia, de las próximas elecciones. Aunque el ... retraso en la aprobación del proyecto ganador en el concurso público efectuado por la anterior Corporación invita a pensar en la imposibilidad de realizarlo en esta legislatura, por lo que el objetivo actual se centra en haberlo licitado y procurar haber acabado alguna parte.
Dicho esto y releídas las informaciones publicadas en LAS PROVINCIAS por Lola Soriano y Paco Moreno sobre las dudas de Catalá respecto al diseño elegido en su día, incita a entrever la posibilidad de anular la adjudicación. La alcaldesa está obligada a reflexionar sobre ello, porque no siempre se puede imponer el gusto personal -«nunca he acabado de verlo»- por encima de legalidad. Conviene recordar, en este sentido, que el proyecto 'Re-Natura' elaborado por un grupo de arquitectos y paisajistas valencianos coordinado por Miguel del Rey no solo salió victorioso en un concurso internacional, aspecto muy sustancial, sino que contó con la participación popular y sus observaciones.
Valencia no puede y no debe propagar una imagen de inseguridad sobre el resultado de sus decisiones, menos aún si ello va a tener repercusión internacional. Añado la convicción personal de que el carácter de Catalá le alejará de actuar tórpidamente.
Otra cosa es que esa diferencia de opinión conlleve algunas modificaciones. Las mismas bases de la convocatoria la prevén: «El Ayuntamiento podrá exigir a la adjudicataria las variaciones al proyecto que hubieran sido sugeridas por el jurado o las variaciones de detalle y programáticas que pudieran ser precisas en función de las necesidades y objetivos que en el momento de la contratación se requieran (...), siempre que tales variaciones no alteren sustancialmente la idea ganadora».
No sé la opinión que trasladará a la alcaldesa ese Consejo asesor de Urbanismo de reciente creación -me suena a Comisión y ya se sabe su utilidad- pero no puedo resistirme a expresar mi sorpresa si llega a imponer un criterio de rechazo cuando una buena parte de sus miembros no alcanzan el prestigio de Miguel del Rey y sus colaboradores en el terreno que nos ocupa, aunque estén por supuesto en la cúspide del reconocimiento como arquitectos en su materia. Aunque como decía Clint Eastwood en 'La última leyenda', «las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno». Así es la vida.
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