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La izquierda española no se conforma con componer un nuevo relato de la Historia de España aunque para ello tenga que falsearla, sino que continúa en su propósito de adecuar el vocabulario a su interés. Si no ¿cómo se entiende la radical reacción a las ... declaraciones de la consellera de Justicia, Elisa Núñez, por referirse al dictador Francisco Franco como «personaje histórico» en la entrevista del domingo en LAS PROVINCIAS ante la pregunta, «Mazón ha dicho que el franquismo fue una dictadura ¿usted está de acuerdo?»: «Nací en 1977 y Francisco Franco es un personaje histórico». El periodista A. Rallo, como mandan los cánones, insistió: «¿Le cuesta decir que fue una dictadura?». «Para mí es un personaje histórico. No he vivido esa época».
He consultado el diccionario de la RAE y los significados de «personaje» son: «persona de distinción, calidad o representación en la vida pública», «cada uno de los seres reales o imaginarios que figuran en una obra literaria, teatral o cinematográfica» y «persona singular que destaca por su forma peculiar de ser o de actuar».
Vistas estas descripciones, la consellera tenía razón. Franco fue un personaje histórico, como Hitler, Stalin, Castro, Julio César, Isabel la Católica y otros muchos que intervinieron decisivamente en el decurso de la Historia. Unos de grato recuerdo por su contribución positiva en todos los órdenes -economía, desarrollo social, cultura...- y otros de infausta memoria.
Hubiera entendido la feroz crítica si hubiera negado la dictadura o calificado al general de demócrata. Cuando los políticos de izquierda y determinados medios han dirigido sus dardos por «personaje histórico» lo interpreto como deseo de modificar el vocabulario y ganar esa batalla que tan buenos resultados dieron, por poner un ejemplo, a ETA, cuando a los asesinatos los denominaba ejecuciones, impuesto revolucionario a la extorsión y Movimiento de liberación al terrorismo.
Lo cierto es que cualquier excusa vale para entretenernos en asuntos baladíes y desviar la atención de casos como Koldo o Begoña Gómez fortaleciendo aquella tesis de un personaje de «Historia de la vida del Buscón», de Francisco de Quevedo, «quien no hurta, no vive». No extrañará que terminemos todos afectados por la idiocia.
Leo en este periódico que la consellera modificó su postura y, en una actitud timorata ante las críticas, se ha avenido en la 8 Mediterráneo a denominar a Franco dictador. Para otra ocasión, acertará pensándose y respondiendo las preguntas. En cualquier caso, conviene que nos acostumbremos a la democracia, normanizándola. Así es la vida.
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