No puedo sustraerme a hablar hoy de nuestra Carta Magna cuando se cumplen 45 años de su aprobación en referéndum y cuando ¿por qué ocultarlo? se encuentra amenazada por intereses personales de Pedro Sánchez y de algún grupo de políticos delincuentes que, en base a ... la necesidad que aquél tiene de sus votos para seguir en la Moncloa, exigen tabla rasa y dejar lavados sus delitos. Para ello no importa denigrar a los jueces que impartieron justicia ni a los policías cumplidores de las órdenes de sus superiores en defensa de la legalidad ni dinamitar el principio constitucional de la igualdad entre todos los españoles. Quieren convertir la Constitución de todos en la de unos pocos.
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Soy de los que vivió, ya como profesional del periodismo, el proceso constituyente tras las elecciones del 15-J de 1977 y me emociona recordar el espíritu de consenso de los políticos y de los ciudadanos. Ese fantástico escenario derivó en el periodo más democrático y pacífico de nuestra Historia, alabado y admirado internacionalmente. Ver cómo se abrazaron representantes provenientes del franquismo y de la guerra civil fue un ejemplo de amor a España y a la democracia. Un escenario que, dado el devenir de los acontecimientos actuales, recuerdo con añoranza y, de cara al futuro, con tristeza por si quieren destruirlo.
Expresaba al comienzo mi impresión de que la Constitución del 78 se encuentra amenazada, porque así lo percibo al comprobar cómo pretenden incumplirla, o mejor dicho cómo pretenden legalizar su incumplimiento en el caso de la promulgación de la Ley de amnistía. Porque para ello, Pedro Sánchez se ha asegurado el control del Tribunal Constitucional. Así, lo que él mismo calificaba taxativamente como inconstitucional, lo ha convertido en constitucional. Un salto cualitativo tan importante que mi amigo Rogelio plantea la reflexión sobre si éste será el único o si tiene planeado dar otros más en su objetivo de perdurar en el poder. El dominio del Tribunal Constitucional podría abrirle las puertas sabe Dios hasta dónde.
Como espero y deseo que no lo consiga, invito a conmemorar hoy este aniversario de la Ley de leyes que tantas satisfacciones nos ha dado, con el deseo de que algo cambie en el panorama político actual y se retome el diálogo entre los dos partidos, PP y PSOE, que representan al ochenta por ciento de la sociedad prorrogando estos 45 años con adaptaciones y reformas que requiera la sociedad española en cada momento. Como sucede con todas las Constituciones en las democracias. Eso sí, a través de la normalidad y del respeto a los postulados legales, no por atajos ni la puerta de atrás. Así es la vida.
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