Cuando compruebo las declaraciones de Diana Morant y sus obligaciones como ministra de Pedro Sánchez, se antoja complicada su aspiración, si es que realmente la tiene, de alcanzar la Presidencia de la Generalitat. Su condición de secretaria general del PSPV y miembro del Gobierno central, ... que no se distingue precisamente por atender, menos aún defender, nuestros intereses, constituye un impedimento insalvable teniendo en cuenta la mano de hierro con que el presidente dirige a sus feligreses.

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Su sumisión a Sánchez se percibe como obstáculo para unirse a las reivindicaciones valencianas. El último ejemplo, su oposición a la petición por parte del presidente de la Generalitat al Gobierno de los 1.782 millones de euros anuales del fondo transitorio de nivelación concretado por los expertos de la Comisión Mixta Consell-Corts para compensar la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana hasta 2027. Conviene recordar que se ha fijado en un 70% la parte de la deuda valenciana causada por la infrafinanciación. Si ésta se cifra en 57.676 millones de euros, hablamos de 40.000 millones.

La jefa del socialismo valenciano parece no compartir la evidencia: la Comunidad Valenciana es la peor financiada de toda España y no darse cuenta de la discriminación padecida desde hace quince años cuando se aprobó el plan de Rodríguez Zapatero que, como denunció el presidente Mazón «nos condena a recibir 233 euros menos por habitante que la media del resto de autonomías y 865 menos que la más beneficiada». En ese sentido, Zapatero podía poner el mismo empeño ante Pedro Sánchez en ayudar a impartir la justicia financiera en España que pone ante la oposición venezolana para que se someta a la Dictadura de Nicolás Maduro.

He sostenido siempre la dificultad para lograr un equilibrio financiero a través del Consejo de Política Fiscal y Financiera por los intereses, egoísmo sería más preciso, de las Comunidades mejor financiadas. Un pacto que, lejos de percibirse cercano, emerge con más dificultades al agravarse «si el Gobierno culmina el golpe de Estado fiscal -como también delató Mazón- para mantener a Sánchez en la Moncloa con el concierto económico específico para Cataluña que tanto parece gustar, triste e incomprensiblemente, a la izquierda valenciana».

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Hay más agravios, como han acostumbrado los diferentes Gobiernos con nuestra Comunidad. Dicho esto ¿qué hace Diana Morant para luchar contra ello? Nada. Veo tal contradicción en su situación que recuerdo a la emperatriz Julia de Santiago Posteguillo, «la inacción en política es en ocasiones una falta tan imperdonable que puede equipararse a la del político que quebranta la ley a sabiendas de que lo está haciendo». Así es la vida.

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