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Rabia, frustración y, por qué no reconocerlo, envidia malsana siento estos días al leer las noticias de la Copa del América de Vela de Barcelona, gracias al sectarismo -de ahí emerge la rabia- de quien fuera alcalde de Valencia, Joan Ribó, cuando despechó a los ... organizadores neozelandeses inclinados por Valencia como campo de regatas, el mejor de España, y la ciudad idóneos y recordando aún el éxito logrado en 2007.
Como sucede con estos sentimientos, queda una especie de remordimiento a la hora de enjuiciar a los demás, en este caso a Ribó, pero también la duda de si su decisión se debió a la aversión a los grandes eventos y a todo lo que proviniera de la época del PP o para dejar expedito el camino a la capital de su tierra natal y a su catalanismo. No sería justo si no atribuyera esa falta de miras al entonces presidente Ximo Puig. Les pudo la ideología sobre la conveniencia. Si no, que les pregunten a establecimientos, restauradores, incluso colegios, que se vieron agraciados durante meses por el alto nivel adquisitivo de los participantes y por los miles de visitantes durante los meses de la 'Louis Vuitton Cup'. Si fue el odio al olor del PP, recuerden a Padura en 'El hombre que amaba los perros', «el odio es una enfermedad imparable y una de las más difíciles de curar». Un nefasto consejero, añado yo.
Ninguno de ellos estuvo a la altura de los intereses valencianos, como han estardo sus homólogos norteños. De los 70 millones de euros cifrados en el presupuesto de este gran evento, el Gobierno central y la Generalitat contribuirán con 30 millones, el Ayuntamiento con diez y la Diputación con cinco. En correspondencia, la 'Jarra de la Cien Guineas' reporta a la ciudad condal 1.200 millones de euros de actividad productiva neta y genera 19.000 empleos a tiempo completo, según la Universidad Pompeu Fabra.
Aún así y según mi amigo Rogelio, presente en alguna regata, ni las bases para los equipos ni la repercusión popular han llegado a las cotas de excelencia de Valencia en 2007. Eso que han contado con la colaboración del Gobierno central como no la tuvimos nosotros. Hasta el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano atracó en Barcelona una semana «para apoyar a la ciudad y contribuir a dar más visibilidad a la Copa América», como afirmó el comandante del buque-escuela, Luis Carreras.
A todo esto, el 'Emirates New Zealand' está barriendo, cuatro a cero, al 'Ineos Britannia' quizá ya son cinco hoy. Con siete, el triunfo. Catalá y Mazón, Mazón y Catalá, atentos por si los neozelandeses vuelven a buscar campo para próximas ediciones. Así es la vida.
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