¿Se equivocan Sánchez y Feijóo?

Poco han hablado -si lo hubieran hecho estaría reflejado en los diferentes medios de comunicación- de la situación y perspectivas de la agricultura española afectada por los convenios con países terceros, de la pesca, de la gravedad y futuro de la inmigración, especialmente la ilegal, de la Defensa ante el escenario provocado por Putin, de la vigencia legal para los motores de combustión y eléctricos, de la delincuencia y ciberseguridad y tantos otros temas que nos afectan y decidirán el futuro de los españoles. ¿Cuáles son las diferencias y coincidencias entre Sánchez y Feijóo? No olvidemos, por poner un ejemplo, que las condiciones especiales para Marruecos, Sudáfrica y demás en materia de cítricos que tanto perjuicio causan a nuestros sectores fueron aprobados por los dos grandes grupos en el Parlamento continental. ¿Da igual votar a uno que a otro para esa institución o hacemos caso de lo propuesto por ellos, meter nuestras papeletas como si nos estuviéramos jugando las leyes españolas y sólo poner la mira en quién debe ocupar la Moncloa, cosa que no se decide mañana?

Sánchez, debido a la situación judicial de su mujer, Begoña Gómez, está invitando a centrar los votos en la expiación de la presunta culpabilidad, a modo de amnistía, de ella, como si diera por buena aquella declaración del 'ínclito' Patxi López al otorgarle el título de «presidenta del Gobierno». Aunque éste sabe bastante más que yo de lo que se cuece de puertas adentro del complejo monclovita. La proliferación de cartas a los españoles pone de moda la tesis de la protagonista de 'El caso Sloane' al afirmar: «Las evasivas no son memorables, las frases con gancho sí».

Un propósito aceptado, consciente o inconscientemente, como si de un reto se tratara, por Feijóo, que basa su campaña en el escenario nacional, dando la impresión de obviar la problemática sectorial. Por ello no extraña que mi amigo Rogelio pregunte cuál será la decisión de un agricultor o pescador español si no sabe qué ejecutarán populares y socialistas respecto a sus intereses, si ambos están muy lejos de ser inconcusos. Así es la vida.