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A veces la vida revoca la teoría de Heráclito, «todo está en movimiento, todo cambia de una forma constante, lo que es en este momento nunca más lo volverá a ser y lo que fue en su momento, nunca más lo será», y construye escenarios ... con la impresión de que no son nuevos, que ya los has disfrutado. Es una de las sensaciones en la inauguración de la exposición 'Anecdotario del periodismo valenciano' en el Centro Cultural del Carmen y en la que cuelgan fotografías de la 'saga Vidal' casi con seguridad la más importante de nuestra ciudad.
Allí estaban dos de los protagonistas, Luis Vidal Vidal y Luis Vidal Ayala, de cuatro generaciones de ilustres fotógrafos de prensa, como dos gotas de agua. Porque padre e hijo exhiben genes como clonados: seriedad, profesionalidad, prudencia y bonhomía haciendo gala de que «eres dueño de tus silencios y preso de tus palabras» aunque el hijo disimula tics, por más ocultos que estén, evidentes de donjuanismo.
La muestra, en modo hontanar del periodismo gráfico valenciano, no sólo me dio pie a admirar el trabajo de esta reputada saga durante el periodo 1911-1989 y recordar, en mi caso, momentos siempre agradables vividos en estos 42 años -llegué al 'cap i casal' en 1982- de experiencia personal en mi profesión, sino que sirvió para reencontrarme con compañeros y amigos a los que el transcurso del tiempo y de la evolución individual nos ha alejado pero continúan ocupando un lugar privilegiado de mi cariño, porque a lo largo de nuestra existencia hay más válidos que echacuervos, al menos en la mía. Y a la vez, constituye como se expresa en el programa «testimonio fidedigno de la historia y narra la evolución de una sociedad que se adapta al paso del tiempo, para conocer mejor el pasado reciente y poner en valor el trabajo de la profesión periodística». Allí se exhibe la relación del periodismo con la política y, más aún, con la sociedad civil, con el acontecer diario de los valencianos. Es verdad, como afirmó Luis en la presentación, el periodismo era otra cosa, más entrañable, más cercano tanto con los protagonistas de la noticia como con los propios colegas. Por poner ejemplo ¿dónde han quedado los partidos de fútbol anuales entre políticos y periodistas? Un encuentro que propiciaba la proximidad entre todos. En fin, la exposición nos aleja de aquello que pregona en 'La ciudad de los vivos' Nicola Lagioia, «los periódicos recogen el horror, nunca hablan de la normalidad de la gente con su inteligente indiferencia y su triste desesperación».
Los Vidal nos facilitan de nuevo otro pedazo atractivo del acontecer en la vida normal y pública de la capital. Gracias y enhorabuena. Así es la vida.
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