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La política, a decir verdad, me da pocas buenas noticias en estos tiempos. Esta semana se rompió la racha para mí y para todos los valencianos. La alcaldesa anunció la ampliación de las instalaciones del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) mediante un convenio con el ... Ayuntamiento para cubrir las necesidades actuales de cara a la atención de la demanda de los enfermos de cáncer, cada día más amplia como consecuencia del prestigio de este centro, referente en la Comunidad y en toda España gracias a una excelente gestión y a la extraordinaria capacidad, disposición y sabiduría de los profesionales que configuran su plantilla. Doy fe de ello. Esta decisión municipal encierra una importante dosis de sensibilidad hacia el servicio que realiza a la sociedad. Como afirmó la primera edil, «el IVO salva vidas, muchas vidas, y esta ciudad debe corresponderle. Valencia no va a perder ninguna inversión ya sea para combatir el cáncer, retener el talento o crear empleo». Estoy convencido de que la oposición -PSPV y Compromís- compartirá este sentimiento y hará gala de su conexión con la sociedad adhiriéndose a este acuerdo como lo hicieron los partidos de la entonces alternativa en 2004 con su apoyo a la primera ampliación que tanto ha beneficiado a los pacientes de esta impopular enfermedad. Al menos, así lo espero y deseo.
Valgan nada más unos datos para ratificar la transcendental labor del IVO. Desde su apertura en 1976 hasta 2023 ha tratado a 179.596 pacientes, ha realizado 241.823 intervenciones quirúrgicas, 4.257.778 consultas externas. Más aún, a partir del funcionamiento en 1982 de la unidad de diagnóstico precoz del IVO hasta 2023, ha atendido a más de 1.289.361 personas. Sólo en 2023 atendió a casi 31.000 pacientes. Además, el acuerdo prevé una mejora del barrio en el que a la inversión del IVO en Tendetes se añadirá la de 11,4 millones de euros por parte de la Corporación municipal en la reurbanización de los grupos de viviendas en Campanar y Virgen de los Desamparados (Tres Forques). Espero que con ello se disuelvan las preocupaciones y reticencias de mi estimado Francisco Pérez Puche, expuestas el domingo en LAS PROVINCIAS.
Lo cierto es que, hoy por hoy, la función del IVO emerge insustituible para la sanidad pública valenciana, cuya actividad contradice radicalmente aquel apotegma del Pascal Bruckner en su libro 'Un instante eterno. La filosofía de la longevidad' que alguna vez ya he citado: «Un engaño fundamental: lo que la ciencia y la tecnología han prolongado no es la vida, sino la vejez. La medicina se ha convertido en una máquina de construir discapacidad y demencia». El IVO ha prolongado, prolonga y prolongará muchas vidas antes de la vejez. Así es la vida.
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