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Los responsables son los políticos. Hoy existe tecnología para advertir a los ciudadanos y salvar muchas vidas. Aquí en Bolonia, hubo inundaciones parecidas con sólo un muerto». Son palabras de la responsable de una boutique de Venecia al enterarse que éramos valencianos. Palabras que me ... hicieron meditar sobre la imagen propagada al mundo por nuestros representantes ante la tragedia. Me preocupa el concepto que se tiene de España por culpa de nuestros políticos.
Dicho esto, percibo que Carlos Mazón, cuyo acoso es prioritario para muchos, afronta el peor periodo de su vida pública, cuyo final es predecible según quién interprete. Su navegación desde que accedió a la Presidencia había transcurrido en calma, con viento de popa, las mejores condiciones para singlar, pero no percibió el repentino y traicionero vendaval, frecuente en el Mediterráneo. Entregado a Morfeo, no tuvo tiempo de taponar la vía de agua por la caída del palo mayor que le incapacitó para su imprescindible taponamiento, quedando a la deriva.
Sirva esta metáfora para exponer la situación del presidente de la Generalitat con todos los elementos, cual Armada invencible, en contra. Tiene que salvar el barco de los efectos del tifón, al pasaje y a él mismo. En pleno oleaje se encuentra con el peor escenario. Tempestad y un buque en su cercanía, cuyo capitán, con bucaneros como viajeros, optó refocilándose por dejarle a pique y así debilitar a su armador. Los peores enemigos, un capitán sin escrúpulos y unos piratas dispuestos al abordaje ávidos de sangre.
Ése ha sido Pedro Sánchez. Tras su inhibición, probablemente dolosa, en lugar de explicar por qué la CHJ no avisó del riesgo durante dos horas, ha resucitado al 'comando Rubalcaba' del 11-M y ocupado la calle. Mazón va a tener que demostrar coraje y sabiduría política para liderar la recuperación como posibilidad, sólo posibilidad, de rehabilitarse. ¿Debe romper el carné de patrón de yate?, ¿ha de despedir a la marinería?, ¿qué decir al pasaje? De las respuestas dependerá el veredicto.
Se encuentra solo, rodeado de estafermos, con la conciencia intranquila y con enemigos sin escrúpulos. Panorama incierto, ornado de propias incapacidades y la perfidia de sus contrarios, que acertadamente resumía Rosa Díez en un tuit: «Ante una catástrofe natural, unos no supieron actuar; se llama incompetencia. Ante una catástrofe humana, otros decidieron no intervenir; se llama denegación de auxilio. Lo primero exige depurar responsabilidades políticas; lo segundo requiere, además, aplicar el Código Penal». Les da igual. Así es la vida.
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