Alberto Núñez Feijóo y el PP deberían plantearse seriamente la petición de Javier Esparza, presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), de negarse a pactar nada con Pedro Sánchez después de «aupar a Bildu» a la Alcaldía de Pamplona, «cruzando una raya que juró y ... perjuró nunca cruzarla». Con ser grave la vulneración de su compromiso «con Bildu no vamos a pactar, esa pregunta ofende, si quieres, lo digo cinco veces», firmó la moción de censura en secreto y, además, tiene la insolencia de justificarla «porque el Ayuntamiento no funciona». Lo ha hecho porque necesita los votos de los proetarras para seguir en la Moncloa, con el grupo cuya cabeza visible, Arnaldo Otegi, afirma «para que España sea roja, antes tendrá que ser una España rota».
Publicidad
El líder navarro, en mi opinión, tiene razón no sólo porque haya mentido respecto a sus promesas sino porque ha seguido mintiendo para explicar su patrocinio al candidato de Bildu, una decisión ignominiosa para las víctimas del terrorismo y para España. Si a esa desvergüenza añadimos el salto de calidad antidemocrática que supone haber traspasado la raya separadora entre el constitucionalismo y ETA, la decisión es preocupante aunque, eso sí, nos desvela cuáles son los propósitos de Sánchez.
No nos engañemos. Bildu no se diferencia en nada con aquella Herri Batasuna que fue ilegalizada en los tiempos de José María Aznar. «Ahora ETA no mata» afirman a modo de justificación los defensores de 'su sanchidad'. Tampoco entonces HB asesinaba, lo hacía ETA. HB fue excluida de la legalidad porque apoyaba a quienes lo hacían. Lo mismo que ahora Bildu celebrando 500 actos al año a favor de la banda asesina, como denunciaba ayer ABC. Como ahora, tuvo que acceder un socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, a la Presidencia del Gobierno para recuperar a los proetarras a la legalidad, apoyándose en otra gran mentira, «yo conseguí que ETA dejara de matar». No, presidente, ETA abandonó sus crímenes al verse acosadas y detenidas sus sucesivas direcciones gracias a la Fuerzas de Seguridad del Estado, Estados Unidos y Francia, así como al ahogo financiero de la organización. Y de aquellos polvos, vienen estos lodos.
En fin, personalmente comparto el deseo de Javier Esparza. Feijóo no debería acordar nada con Sánchez, al menos con su PSOE, porque hay que distinguir entre el PSOE de Sánchez y el de Felipe González, a no ser que este partido haya tomado la deriva de los años treinta del siglo pasado. Porque el protagonismo político es el mismo: PSOE, Esquerra Republicana y Partido Comunista (ahora Sumar), con el añadido de los simpatizantes del terrorismo. Lo digo convencido de que las consecuencias no serán las mismas. Así es la vida.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.