La presidenta y portavoz de Ciudadanos (Cs) en las Cortes Valencianas, Mari Carmen (Mamen) Peris, emite síntomas de arrobamiento, quizá abducción, a los cantos de sirena del PSPV, hasta el punto de aparecer como cómplice perfecta para desarrollar una actuación política legal pero de dudosa ... ética. En los últimos estertores de la legislatura se dispone a cambiar las reglas que hasta ahora habían regido entre los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP.
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Me refiero a apoyar al PSPV, Podemos y Compromís, para la elección de diferentes miembros de los órganos estatutarios -Consell Juridic Consultiu, Sindicatura de Cuentas, Consejo de Transparencia y Corporación Valenciana de Medios de Comunicación- sin contar con el PP, rompiendo así la tradición en la política valenciana. Aquellos buscan el atajo seduciendo a Peris y a siete más de los trece diputados que le quedan en el grupo para alcanzar la mayoría de tres quintos requerida por el Estatuto y así sacar adelante la designación.
Todas las informaciones coinciden en que Peris acepta la operación por razones obvias ante los más que negros nubarrones que se ciernen para su futuro político a partir de mayo. La rumorología en cuanto a sus pretensiones no le deja en buen lugar. La duda se centra en su capacidad de aglutinar a esos siete compañeros tras el sonado fracaso obtenido cuando, en una operación parecida, pretendió rebajar el 5 al 3% electoral requerido para acceder al Parlamento autonómico, maniobra por la que percibía la posibilidad de mantener el escaño otro cuatrienio y que era apoyada por el Botànic por la situación angustiosa de Podemos. De ahí que parezca tener muy presente a uno de los protagonistas de 'Suits': «A veces, la mejor forma de sobrellevar la decepción, es conseguir un logro». ¿Cuál es el logro?
Esos presuntos y tapados intereses se agravan si consideramos el cambio radical de Cs en el panorama político y, sobre todo, en el social. Peris conoce perfectamente que hoy no cuenta con el mismo amparo de los votantes según todas las consultas demoscópicas. Tanto, que queda cuestionada la legitimidad moral de esa representatividad a unos días de la disolución de las Cortes.
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La despedida parlamentaria de la líder de Ciudadanos no refleja la mejor cara ni deja el mejor recuerdo, pero como sentencia González Pons en 'El escaño de Satanás' «... hay lugares donde se concentran el miedo y la maldad y el Congreso de los Diputados es uno de ellos», afirmación válida si sustituimos el Congreso por Les Corts. A alguien oí: «la codicia nunca se ha andado con tonterías». Así es la vida.
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