Urgente La Lotería Nacional del sábado deja el primer premio en un popular municipio valenciano y otras cinco localidades

Los atacantes de Carlos Mazón, con Pedro Sánchez al frente seguido como 'cordericos' por todos sus mariachis gubernamentales, se muestran obnubilados por la obsesión y, ... ya se sabe, la obsesión anubla todos los sentidos, incluso el menos común de ellos, el sentido común. Así se desprende de las críticas al presidente de la Generalitat al denunciar al Gobierno de precipitarse en disponer 24 millones de euros, que pueden ampliarse a 50, de ayuda a Gaza mientras que vuelve la espalda a miles de valencianos damnificados por la maldita dana.

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Digo que el improperio a Mazón carece de razón porque él no se ha mostrado contrario a que España se preocupe por aquella zona palestina. Ha proclamado una verdad denunciando la escasez y lentitud de las subvenciones a l'Horta Sud de ese mismo Gobierno que «con mucha rapidez» según palabras del ministro Albares, tiene ya preparada la cifra para enviarla a aquella región. No ha hecho otra cosa que defender los intereses de quienes se comprometió a hacerlo. Su deber es denunciar a quien se limita a otear l'Horta valenciana desde la veranda monclovita.

Conozco las terribles consecuencias de la guerra con Israel, peores incluso que las nuestras. Ello obliga a la solidaridad entre los pueblos, pero no existe razón, yo no la encuentro, para olvidarse de lo nuestro. No hay por qué lo uno obviar lo otro. Y en el supuesto de hablar de prioridad...

La solidaridad entre los pueblos es fundamental en un mundo globalizado, pero no debe ser excusa para olvidar las responsabilidades locales. La crítica de Mazón a Sánchez destaca un punto relevante: la necesidad de actuar con la misma rapidez para ayudar tanto a los damnificados por la dana como a Gaza. No se trata de cuestionar el apoyo internacional, sino de garantizar que la ayuda a los españoles sea prioritaria y equitativa. La solidaridad comienza en casa y se extiende al mundo, demostrando que la empatía y la eficiencia no son excluyentes, sino complementarias.

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Al presidente valenciano se le podrá echar en cara algunas de sus reacciones a la hora de afrontar el atroz suceso, incluso a la hora de explicar su agenda del fatídico día, nunca el mostrarse ahigadado al elevar la voz en favor de los intereses valencianos. Por ello, mi aplauso a la reprobación de Feijóo por sus ya famosas y lamentables palabras sobre el 'noqueo' de Mazón. Es el último que debería noquearse, es verdad. Áquel no debería ocuparse, incluso en el supuesto de tener razón, a denostar a los suyos, sino a construir y provocar la némesis de Sánchez. Si pretendió (o... no, como debe ser costumbre en Galicia) excusarle, podía ahorrárselo. Como decía Martín Villa, «cuerpo a tierra que vienen los nuestros». Así es la vida.

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