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Me he sentí orgulloso al leer -después lo vi en las redes- cómo nuestro presidente, Carlos Mazón, ponía en su sitio a la periodista de la TV3 Ariadna Oltra respondiéndole, «yo en primer lugar le pediría, le rogaría, le imploraría algo de respeto a mi ... Estatuto de Autonomía, que en su artículo 1 dice que la denominación de mi autonomía es Comunitat Valenciana». Esta afirmación vino al caso por la pregunta, ¿usted ha venido a Cataluña hacer una OPA hostil y que las empresas se marchen de Cataluña y se establezcan en el País Valencià?.
Mazón no se conformó con eso sino que mantuvo su gumía dialéctica, «si no pide respeto para su Estatuto de autonomía el president de la Generalitat ¿quién lo va a hacer? Así que yo le rogaría que habláramos en términos de lo que dice mi Estatuto, porque todos pedimos respeto para nuestros estatutos, yo el primero», provocando en su interlocutora un torpor al que no debía estar acostumbrada.
Digo que me sentí, me siento, orgulloso porque nuestro máximo representante abandonó ese pudor tan tradicional demasiadas veces en la derecha y abanderó la realidad inconcusa de nuestra identidad y de nuestra Comunitat. No tuvo empacho, al contrario, de mostrar a ese número de catalanes, solícitos a oír términos como «País Valencià» o «Päisos Catalans» que configuran un escenario falso, un trampantojo propalado desde el independentismo, abducidos por una utopía imposible. En cualquier caso, conviene haber expendido una buena dosis de respeto para que, al menos, ya no puedan adherirse a la ignorancia ni a la tesis 'goebelsiana', «una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad», máxime cuando las tesis expansionistas sólo están en la cabeza de unos pocos y no en la mayor parte de los catalanes.
Mi amigo Rogelio, además, me trasladó la crítica por el comportamiento, al borde de la mala educación, de la tal Ariadna Oltra. Por una parte, se mantuvo en lengua catalana a pesar de las respuestas en castellano del Presidente. Una actitud, por cierto, generalizada también, según mi amigo, en la cadena valenciana À punt, que no refleja la realidad de la sociedad ni la propia Ley de Creación del ente público: «Los principios del servicio público son el pluralismo de la sociedad...» (artículo 2, punto 2).
Por otra, durante la mayoría del tiempo, Mazón parecía hablar a la aire porque ella tenía la mirada fija en sus papeles, dando la impresión de importarle una higa las contestaciones, una conducta impropia de cualquier anfitrión respecto a quien ha invitado a su casa. Quizá se le indigestó la llamada al orden del Molt Honorable y no supo reaccionar con inteligencia. Abucheo para ella y un ¡olé! para Mazón. Así es la vida.
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