Secciones
Servicios
Destacamos
No sé si intencionada o involuntariamente el estridente ministro de Transportes, Óscar Puente, ha provocado estos días dos noticias. Una que ha acaparado la atención mediática, «he encargado un trabajo a mi equipo, que me cojan todas las columnas de opinión en las que se ... me insulta...». Y una segunda que sorprendentemente ha pasado con más pena que gloria y, en mi opinión, es incluso de mayor importancia y que en buena parte afecta a los valencianos como la de que las operadoras privadas en las líneas de la Alta Velocidad -Iryo y Ouigo- deberán subir los precios de sus billetes porque su competencia -llegó a calificarla de 'dumping'- está provocando pérdidas a Renfe para lo que está dispuesto a acudir a la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC).
Desconozco si el ministro propagó lo del encargo sobre los insultos para tapar su disposición a practicar una política intervencionista sobre la actividad privada, especialmente si se trata de sectores estratégicos, una característica de los países comunistas. En lugar de proceder a propiciar una gestión eficaz en la empresa pública, su solución se centra en acosar a la privada sin importarle el perjuicio que ello supone para los españoles y más concretamente a los valencianos.
Digo que la intención de Óscar Puente, del Gobierno de Sánchez, perjudica a los valencianos de forma notable por las cifras publicadas por la CNMC. Desde que funcionan las compañías privadas en el trayecto Valencia-Madrid se ha duplicado el número de viajeros. La razón esencial se centra en que los precios más asequibles, que han terminado con el privilegio del monopolio de Renfe, cuyas tarifas duplican al menos a los de Ouigo e Iryo.
Hasta la CNMC, a la que alude acudir el ministro, le ha informado esta misma semana a modo de revés de haber instado a Adif (el gestor ferroviario) a rebajar los costes que aplica a las empresas por el uso de las vías porque «son muy superiores a sus homólogos europeos». Para Puente, sin embargo, su deber no es proteger los intereses de los españoles sino «mi deber es proteger a Renfe porque, protegiendo a Renfe, estoy protegiendo el transporte ferroviario de nuestro país». A veces este ministro da la impresión de obrar presa del tráfago de sus ocupaciones por ser perro de presa contra la oposición y los columnistas y no por mejorar el transporte, en este caso Renfe. Tras la intervención en los precios, sólo le quedará el camino de la nacionalización. Da igual lo público nos cueste más caro y sea más eficaz. Aún sigue rigiendo aquel lema «el dinero público no es de nadie». Así es la vida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.