Pedro Sánchez ha demostrado su disposición a alcanzar las mayores cotas de perversidad que persona de bien pueda imaginar. Su sumisión a los proetarras de Bildu provoca que sean ellos quienes gobiernen la nación que quieren desintegrar. Esta vez, deseo que aquella mentira referida en ... su día a Podemos, una de tantas con la que ha mancillado la política española, «no podría dormir tranquilo...», se cumpla ahora tras el vasallaje a los abertzales.
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Me refiero a la futura Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como «Ley mordaza», cuyo proyecto presentó la portavoz parlamentaria de EH-Bildu, Mertxe Aizpurua, con una sonrisa de oreja a oreja por el logro de las aspiraciones de los herederos de la banda como es el debilitamiento de la Policía y la Guardia civil ante las manifestaciones violentas a las que no podrán enfrentarse con pelotas de goma y suprimiendo el delito de los insultos e injurias a las mismas.
Respecto a la satisfacción de la diputada, digamos que Mertxe Aizpurua, en octubre de 1984, fue condenada por la Audiencia Nacional a un año de prisión por apoyar el terrorismo. En fin, Sánchez ha cedido a Bildu el protagonismo de la victoria política y éstos evidencian su poder en la gobernación de una nación a la que odian. Lo que pueden o no hacer las Fuerzas de Seguridad lo decidirán los simpatizantes del terrorismo.
Sánchez ha aclarado para quien tenga duda su ausencia de líneas rojas, un color que por cierto va inundándole. Le da igual la pleitesía a los amigos y herederos de los responsables de 853 asesinatos y 2.600 heridos. Lo ha demostrado con reiteración desde 2018 para mantenerse en la Moncloa. Con la «Ley Mordaza» y la negociación de los Presupuetos de 2025, 'casualmente' la consejera de Interior del Gobierno Vasco, socialista, ha concedido esta misma semana la excarcelación de dos etarras condenados por cinco asesinatos.
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¡Oh casualidad! Vienen a mi memoria aquellas declaraciones del ínclito Otegui, «nosotros tenemos 200 presos y esos 200 presos tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los presupuestos, pues los votaremos. Así de alto y claro lo decimos». Hoy son una cuarta parte menos.
¿Podrá dormir pensando en esos cientos de asesinados? Parece que la psicopatía ha borrado de la mente sus afirmaciones, «con el único partido que no vamos a dialogar es con Bildu», «yo con el que no me voy a reunir es con Bildu», «con el único partido que no vamos a pactar es con Bildu. Si quiere se lo digo cinco veces, o veinte. Se lo repito, con Bildu no vamos a pactar». Así es la vida.
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