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La conmemoración ayer de la Constitución me hizo reflexionar sobre lo vivido durante aquellas fechas en España y comparar con la situación actual, tanto en el terreno político como en el social. Para mi tristeza, compruebo un cambio radical precisamente en esos dos ámbitos. Desde ... mi perspectiva, ha sido a peor y, según lo contemplo a plazo inmediato, con tendencia a empeorar.
En lo político, me cuesta imaginar a Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Pablo Iglesias, Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal, Carlos Puigdemont y Andoni Ortuzar poniéndose de acuerdo para la elaboración de una Carta Magna. ¡Qué diferencia con Gabriel Cisneros, Miguel Herrero, Pérez Llorca, Peces Barba, Miguel Roca, Solé Tura y Manuel Fraga! No los veo siquiera, así lo demuestran cada día, pactando un asunto serio de Estado de transcendencia para todos nosotros.
Respecto a lo social, percibo un viraje también en la voluntad colectiva. Zapatero inició un camino de confrontación superado con sobresaliente por Sánchez. Áquel empezó una anatematización de quienes no pensaran como él. El PP, que parece no recordarlo, era la derecha extrema y se empeñó sin conseguirlo entonces en apartarlo de la política española. Acordémonos del 'Pacto del Tinell' y la proclamación del 'cordón sanitario'.
Esa estrategia la continúa, con mayor intensidad si cabe, Pedro Sánchez con sus muros y evangelizando a sus simpatizantes hacia el odio a la derecha. Hoy veo un alejamiento entre nosotros mismos por las diferencias ideológicas.
Muchos de nuestros políticos pretenden dinamitar la Transición. Áquel fue un proceso de transformación profunda. Todos marcaron su prioridad en la reconciliación, en la España de todos. Desde Santiago Carrillo, Dolores Ibarruri 'La Pasionaria' hasta Manuel Fraga, exministro de Franco, Josep Tarrasellas «que gran hombre de Estado», y el PNV de Juan Ajuriaguerra -nada fue igual tras su muerte con su sucesor Xavier Arzallus-. Los dos bandos se dieron la mano. Entre todos lograron que el pueblo español prácticamente en su totalidad aprobará la Constitución Española de 1978, fruto de un amplio consenso político, que estableció un sistema basado en la monarquía parlamentaria, la división de poderes y los derechos y libertades fundamentales.
Lamentablemente, veo que la dinámica de Pedro Sánchez pretende otra vía muy diferente a los principios referidos. Ni monarquía parlamentaria, ni división de poderes y limitados derechos y libertades fundamentales. Ni siquiera, en cuanto pueda, está Constitución. Así es la vida.
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