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La colocación de los nuevos radares por el Ayuntamiento de Valencia no tiene otro objetivo que la recaudación, no el de salvar vidas. Si realmente fuera ésta su pretensión, los conductores seríamos previa y expresamente advertidos de su presencia, como sucede con otros en diferentes ... puntos de la ciudad. El hecho de que ya sean denominados como radares sorpresa indican claramente cuál es su destino: cazarnos como el animal abatido por la escopeta a la espera.
Eso por un lado. Por otro, las limitaciones de la mayoría de las vías capitalinas son excesivas y los accidentes no tienen lugar por superar velocidades de 30 o de 50 kilómetros por hora como limitan en las calles céntricas o las circunvalaciones. A esa velocidad los coches actuales van frenados. En este sentido, nunca he entendido la fabricación de la mayoría de los coches con capacidad de superar los 200 kilómetros cuando la limitación de nuestras autovías es de 120.
Dicho esto, recuerdo que el suceso mortal para un niño en la Ronda Norte, que se pone como ejemplo, fue producto de un conductor irresponsable a 101 kilómetros por hora, muy lejos de los 50 marcados por la norma. Éste y todos los que le igualan nunca respetarán ninguna limitación.
Motivó esta reflexión la información de Nacho Ortega en LAS PROVINCIAS, «se colocarán seis cabinas fijas de poste en las que la Policía Local situará aleatoriamente radares móviles de control de tráfico. Serán radares sorpresa, sin que se sepa dónde están ubicados cada día. De esta manera los conductores nunca sabrán cuáles son los que funcionan y los que no». «Con esta medida queremos disuadir a los conductores de que corran al volante y así evitar atropellos y accidentes», según el concejal de movilidad Jesús Carbonell. No, el sistema se fina para recaudar.
Es verdad que, según las estadísticas municipales, la mayoría de los accidentes vienen causados por exceso de velocidad, pero no precisan a qué velocidad. Como tampoco detallan si la inmensa mayoría de las multas se deben exclusivamente a superar el límite sin que hayan producido ningún accidente. No creo que en las circunvalaciones de 50 por hora haya tragedias por ir a 60, 70 u 80. Ni que en la ciudad sean por los 40 ó 50. Las tragedias se deben a la excesiva velocidad, al alcohol y a las drogas. Quienes no respetan nada ni a nadie.
Como en las carreteras y autovías ¿por qué la Guardia Civil se coloca a la salida de las curvas u ocultos? Si realmente el Ministerio quisiera salvar vidas, los situaría antes de las curvas y bien visibles. No, la finalidad, insisto, se centra en recaudar. Así es la vida.
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