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La falta de sensibilidad hacia el medio ambiente la demuestra insistentemente el Ayuntamiento de Teulada-Moraira, gobernado por el PP, con el apoyo al proyecto de construcción de 92 viviendas, con edificios de varias alturas, en el paraje conocido como la «pinada de la playa ... de l'Ampolla» al lado del mar y de una gran belleza. La operación ha provocado una reacción en contra aglutinada por la 'Plataforma Salvem Moraira i Teulada'.
Este espacio natural ha pasado por diferentes vicisitudes, con cambios de propiedad hasta llegar en 2016 a manos de un banco. Entonces el Ayuntamiento se negó a adquirir el terreno por cuatro millones de euros, a pesar de tener veinte millones en caja, compra que hubiera evitado la situación actual y el paraje, con árboles centenarios que ahora desaparecerán, hubiera estado definitivamente protegido. Esta circunstancia ha provocado las sospechas de todo tipo respecto a los administradores públicos.
Es evidente que el Ayuntamiento ha demostrado más interés en la ejecución de esa construcción que en evitarla. No cabe duda que, a pesar de la legalidad que ampara a la empresa, fuentes jurídicas señalan que la Administración municipal tiene vías para evitar ese ataque a la naturaleza, como la compensación mediante la permuta de otro suelo o una reclasificación de otra zona que permitiera no arrasar la pinada para desarrollar una operación urbanística más propia de hace treinta años que de los criterios paisajísticos o y sostenibilidad imperantes en la sociedad actual. Se trata de una de las pinadas al borde del mar que se han salvado de la quema urbanística tan usual en nuestras costas.
Porque, efectivamente, se puede alegar el cambio sustancial de la sociedad respecto al medio ambiente. En estos últimos años, la ecología ha experimentado un avance sustancial en la mentalidad de los ciudadanos. Bien sea por la amenaza del cambio climático, bien por los abusos perpetrados por el sector de la construcción, las personas en general sentimos más a flor de piel la defensa de la naturaleza. El fomento de la ecología y el respeto al medio ambiente constituye hoy una base esencial, ya desde niños, en la educación de todos nosotros.
Como decía, la Corporación de Teulada-Moraira no pueda alegar imposibilidad para anular este proyecto. A modo de ejemplo, recuerdo el problema de la manzana de Jesuitas de Valencia, en la que se negó, a pesar de haber obtenido licencias, la construcción de un hotel justo al lado del Jardín Botánico y que se saldó con una solución ente el Ayuntamiento regido entonces por Rita Barberá y el promotor a cambio de otro sola.
No parece lógico el empecinamiento pro atentado al medio ambiente. ¡Salvem la pinada de Moraira! Así es la vida.
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